viernes, diciembre 28, 2007

EL CIRCULO EN EL SEMANARIO...


Hey! Otra vez la congregación en la que sirvo como pastor (moderador, facilitador... llámale como quieras, ¿eso hace alguna diferencia?) está en las noticias. Ahora en Clave un semanario noticioso, muy bueno por cierto. El artículo no es sobre nosotros pero hace reseñas sobre parte del trabajo que hacemos.
Como los que frecuentan este blog saben, no me gusta mezclar El Círculo con lo que escribo aquí, pero... ¿¡qué más dá!?
Lo pueden bajar dando click aquí...
O pueden ir directamente a Clave y bajar el link donde dice PortadaC2...
¡Disfrútenlo!

lunes, diciembre 24, 2007

TERMINAR BIEN

Hace un largo tiempo me inicié en el conocido ritual de trazarme metas a final de año para cumplirlas el próximo. No sólo eso, sino que ayudé a muchas personas a iniciarse en esta importantísima actividad, sin la cual algunos entrarían al siguiente año con el amargo sabor a “soy un fracaso”. Mejor que las sermoneadas de Depak Chopra, el Rinoceronte, Juan Salvador Gaviota, cualquier otro libro motivacional, y las repeticiones absurdas de: “yo tengo el poder” (¡ok! Himan…), es saber que el año se acabará en unas horas, y que tienes la oportunidad de ser alguien con tan solo proponerte hacer algo que no tienes que empezar en ese momento sino en dos días (el primer día del año no se cuenta, porque estamos cansados).

La cuestión es que, después de algunos años, te das cuenta que muchas de las cosas que te propusiste nunca se cumplieron, y que le tienes envidia al 1.55556778643% de personas que si lograron hacer lo que se propusieron.

Y aquí estamos nosotros, los ragamuffins:
- La gordita que quiere empezar su dieta (el día 2 de enero).
- El que va a arreglar su “relación con Dios.”
- El que empieza a buscar trabajo.
- El que va a dejar de beber.
- El que se va a comprar un carro.
- La que va a dejar de fumar.
- El que no va a volver a hablar mentiras.
- Los que vamos a empezar a ahorrar.
- El flaco que va a empezar a hacer ejercicios y a comer un poquito más saludable.
- Los que vamos a ir al dentista.
- La que va a empezar a leer más…
- Etcétera…

La lista es un poquito más larga de lo que podamos imaginarnos, pero muchas personas se aferran a esta idea de que si de alguna forma sienten que van a empezar algo eso significa que nunca fracasaron y si alguna vez cayeron, el hecho de que haya una nueva meta, significa que de ahora en adelante todo va a estar mucho mejor. Pero falla…

Yo ya había renunciado a trazarme metas cuando sentí otra vez la necesidad de poder proponerme algunas cosas y de que el final del año y el principio del otro era el tiempo perfecto para hacerlo. “¿Aja?- pensé (cosa que hago de vez en cuando… pensar, me refiero)- ¿estaría dispuesto a involucrarme en algo que no se si voy a…? ¿terminar?”

¡Y ahí está! Tuve una visión, una epifanía, un pensamiento epifánico de la translucidez de algo no visto (las últimas diez palabras no significan nada… pero se oye chulo, ¿no?). Me di cuenta que muchas de estas cosas no se llevaban a cabo porque me había propuesto empezarlas (esta claro que hay cosas en la lista de arriba que no se refieren a mi), pero no terminarlas. Al final del año nos reproponemos cosas que no terminamos y que sabemos que probablemente no terminemos pero que se siente chulo tener que reempezarlas. Nos pasamos la vida empezando otra vez, yendo a un lugar al que no le sabemos el rumbo, pero al que creemos que si empezamos a caminar por lo menos no nos sentiremos mal de que alguna vez en la vida hicimos algo: proponernos empezar un camino que será reempezado mil veces pero que nunca llegaremos a terminar. Yo no se ustedes, pero yo no quiero vivir así.

Así que, este año me he propuesto terminar todo lo que me proponga empezar, eso incluye reducir las metas a solamente las realizables en un período de tiempo medible, y una actualización cada cierta cantidad de semanas. Probablemente no me podré trazar 10 cosas como lo hacía en años anteriores pero si podré terminar el 75 o el 98% de lo que me proponga. Y como dice el viejo y conocido refrán: “Más vale paloma en mano que

viernes, diciembre 21, 2007

FRASE RE-PUBLICADA

Esto ya lo había posteado, pero, ¿por qué no postearla otra vez?:

"Es una triste realidad ver cuan poco preparados son muchos líderes cristianos cuando son invitados a ser líderes espirituales en un sentido real. Muchos de ellos están acostumbrados a pensar en términos de organizaciones de larga escala, llevar personas a las iglesias, escuelas y hospitales, y hacerse cargo del show como si fuesen directores de un circo. Se han desfamiliarizado, quizás a causa del temor, con la profundidad y los movimientos significantes del Espíritu. Tengo miedo de que en un futuro la Iglesia sea acusada de fallar en la más básica de sus tareas: ofrecer a los hombres formas creativas de conectarse con la fuente de la vida (Dios)."
Henry Nouwen

miércoles, diciembre 19, 2007

TENDRE QUE AMARLOS EN DIGITAL

Soy un enfermo sexual con los libros. Para los que tienen la cabeza caliente y la palabra “sexo” y todos sus derivados con chocolate le conducen al morbo, no es nada de eso: es una forma exótica y tropical de decir: “me encantan los libros”. Desde aquella vez en tercero de primaria que me regalaron una Biblia nuevecita, versión Dios Habla Hoy, cuyos dibujos me encantaban, y la que mi tío decía era “católica” (o sea mala… pero eso es otro post), siempre me ha encantado el olor de las paginas y me veo atraído por las fabulosas portadas de algunos, que de vez en cuando me engañan y me llevan a muuuuy malos contenidos pero que una que otra vez me llevan a buenos buenos libros… la cuestión es: me encantan los libros… creo que se entendió el punto.

También me gustan las revistas, estoy suscrito a varias de ellas, y de alguna forma los papeles siempre están por ahí, no porque me gusten, sino por cosas de la vida: papeles de reuniones, papeles que te dan en la calle, cosas que uno imprime, cosas que uno escribe, cosas que te envían y quieres mostrarla a otros, clases que uno da, etc… Así que, por la naturaleza de mi oficio, resulta que cada cierto tiempo tengo que estar limpiando y botando cajas y fundas de papeles y revistas y folletos, y regalar uno que otro libro que no volveré a ver, o la portada le fue infiel a su contenido. No se si a alguno de ustedes le pasa pero suele ser una tarea bien tediosa y más para gente como yo que soy del tipo: hombre-que-guarda-todo. Por nada del mundo me atrevería a botar algo en el mismo instante en que quizás considere que no volveré a ver. Eso, como la vida espiritual, se aprende con la práctica. Toma años saber a primera vista que cosas uno no conserva y que cosas si, o que cosas conservará temporalmente, hasta que uno se da cuenta que no sirve para nada.

Recuerdo la historia de alguien en la universidad que tenía una colección de historietas de SpiderMan. El tipo las tenía desde como el número 4 o 5 (que datan de 1963). Recién casado vuelve a su casa para darse cuenta que su esposa se había desecho de algunos “paquitos de porquería” (como ella le llamaba) que le ocupaban mucho espacio en la habitación de al lado. Desde aquel momento aprendí, que aquellos que guardamos cosas debemos aclararle a nuestras esposas que algunos papeles insignificantes pueden ser subastados por el bien del patrimonio familiar unos 30 años después por unos cuantos miles de dólares.

La cuestión es que después de años de coleccionar cosas, guardar papeles, revistas, botar cada cierta cantidad de meses, ver libros en anaqueles que uno no volverá a leer y que solo le suman algunos puntos a tu vanidad intelectual, el espacio te gana. ¿Dónde vas a meter cosas? ¿Podemos comprar una casa más grande? ¡No!

Hoy me pasó algo así, y por primera vez en mi vida reconocí que tendré que darle paso a la tecnología. Amo los libros, como pesan, el material, como huelen… las revistas, las fotos, y sinceramente prefiero escribir en una libreta (o mascota como le llamamos los dominicanos) que en computadora (me tomó meses acostumbrarme a hacer borradores en el computador). Pero si hay una cosa que tenemos que aceptar es que así como los escribas tuvieron que desaparecer, las imprentas serán cada vez más escasas, conservaremos los libros para que nuestros hijos (o nuestros nietos) sepan como fue una vez antes de la época de “todoesdigital”, les aseguro que no apreciarán el olor porque las cucarachas y otros bicho habrán hecho un buen trabajo, o simplemente por nostalgia al pasado. Si apreciaremos el tener más espacio, y algunas empresas venderán versiones impresas más caras para aquellos que nos sentimos apegados al pasado y estemos dispuestos a pagar… ¿150 dólares por “Cien Años de Soledad”?

Aunque no lo queramos admitir y muchos de nosotros muramos sin acostumbrarnos, una generación estará agradecida de la muerte del papel: no habrá peleas matrimoniales por usurpación y exterminación de colecciones, más invitados entrarán en la habitación de huéspedes, menos árboles serán usados en hacer papel y cartón (porque obviamente de alguna forma siempre lo necesitaremos, aunque en menor escala), y tendremos un museo nuevo: EL DEL LIBRO IMPRESO.

Quizás todo esto tome unos 20, 25 o 50 años, pero hoy me dí cuenta que mejor me acostumbro, así tendré menos nostalgia. Amo los libros, tendré que amarlos en digital.

domingo, diciembre 16, 2007

DE IGLESIAS PERO TAMBIEN DE "PADRES"


Hace algunos meses mientras transitaba en la ciudad de Santo Domingo, me encontré con una valla publicitaria que me llamó muchísimo la atención. Era de unos pañales desechables y aunque el diseño era bien apropiado para el tipo de publicidad que era, lo que me llamó la atención fue la frase: “Ella aprende a caminar y tú aprendes a soltar.” Me dije a mi mismo: “Wow! Eso es precisamente lo que muchos pastores tenemos que aprender a hacer.”

Y coincidencialmente me topé con esto que dice Dave Tomlinson en su libro THE POSTEVANGELICALS: “Algunas personas dejan las iglesias evangélicas porque no les agrada escuchar una voz patriarcal insistiéndoles que deben integrarse como miembros de la iglesia a aceptar ciertas doctrinas o códigos de conducta.” Quizás Tomlinson es medio absolutista en sus conclusiones pero en cierto modo es cierto: no sabemos otra forma de enseñar o de guiar que no sea imponer, actitud que es seguida por la frustración de ellos y por ende de nosotros.

Si es cierto que hay gente que le gusta tener esa imagen patriarcal en sus líderes, esa que grita: ¡Yo soy tu padre!; también es cierto que muchas personas prefieren ser guiados al conocimiento de la verdad de una forma más sutil y, mientras otros prefieren aprender mediante ataduras, hay otras personas que no necesitan otra porque ya tienen suficiente (trabajos, horarios, estudios, etc.). Que mientras otras personas ven las actividades de su congregación como otra cosa más en sus horarios semanales, hay otros que no quieren más cosas en su horario y lo hacen porque necesitan disfrutar de la compañía de otros en su caminar con Dios.

Muchos sabemos que la sobreprotección crea niños engreídos, algunos de los cuáles (la mayoría) cuando llegan a la adolescencia desafían a sus propios padres, ya sea porque están hartos o porque simplemente entendieron que estos siempre estuvieron manipulados a su servicio. Que es como terminamos, manipulados porque aquel necesita tal cosa y el otro quiere otra cosa y sino se va y, sino mandas al otro miembro al carajo o no pintas la iglesia de uno u otra forma, él no desea estar en TU congregación (que de hecho, es tuya más que de todos ellos y en algún momento formarán su propia casa, que sea de ellos y con tu mismo estilo de liderazgo, después de todo ¿no eres su “padre”?).

¿Qué tal si aprendemos a soltar mientras ellos aprenden a caminar? Este, les advierto, es un proceso más doloroso. Para algunos la primera fase es de desconexión emocional, sientes que algo has perdido, luego viene la fase de verlos caerse y luego la de verlos con las rodillas peladas cuando estaban aprendiendo a correr. Obviamente necesitarán tu observación y cuidado, pero no necesitarás decir que eres quien cuida y que ellos le deben la vida a eso, lo que necesitan reconocer de ti, lo reconocerán. Lo que es evidente no necesita decirse, sino demostrarse.

lunes, diciembre 10, 2007

SIN PALABRAS (pueden ser de alguien más)


Ayer mientras estaba en el estudio de grabación de un amigo, se armó una pequeña discusión sobre “propiedad intelectual”, una “tesis tertuliana” con énfasis en el ambiente cristiano, tan pequeña que duró dos horas. La cuestión explotó cuando se trajo a la luz la realidad de que, en algunos países “desarrollados”, tienes que pagar hasta por las canciones que cantas en la iglesia. Es decir, no solo tienes que pagarle al tipo 16 dólares (les recuerdo que en mi país un número considerable de personas vive con menos de un dólar al día) por un cd, 30 dólares por un concierto, sino que si vas a cantar sus alabanzas en tu congregación también debes pagar. Mientras más alabas a Dios, más pagas.

Parte de las cosas que comentábamos es que, lamentablemente, hay países donde el asunto es legal, por ley, debes pagar a quien hace o escribe una canción. Pero es legal, gracias a que un grupo de autores cristianos, decidieron que ya era tiempo de ganar dinero con esto. Así que si es legal, ¿qué carajos puedes hacer? Miren, no voy a hacer el papel del Che Guevara, pero más que legal es un problema moral. Como persona que me considero discípulo de Cristo debo preguntarme: “¿Qué piensa Dios de todo esto?”

Cito, Efesios 4:11-13: “Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al *pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una *humanidad *perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.” Cada cosa que Dios ha puesto en mis manos es para “edificación de la Iglesia”, y al paso que vamos la “humanidad perfecta” que viene a consecuencia de eso está más lejos que jupiter. “Si, pana – me podrías decir- pero no me saques el pasaje de contexto. Aquí se refiere a profetas, apóstoles, evangelistas, pastores y maestros…” ¿Y qué si te digo que cada habilidad y don que tienes es más para edificar la iglesia que para lucro personal? (1 Corintios 12). Pero la gente escribe no para la comunidad sino para su “propiedad propia”, y qué importa, te dirían, “no dices que yo también soy la iglesia, así que con los cuartos que gano con esto, me edifico.”
¿Saben qué? No importa lo que yo escriba (ya otros como Keith Green escribieron de esto hace tiempo) es probable que la situación no cambie, así que esto servirá más para desahogarme que para rascarle la panza al problema. Un pastor amigo me dijo la semana pasada: “Esto pasa porque los evangélicos nos merecemos esto, y no va a cambiar, va a peor.” (espero que esas palabras no estén registradas porque de otro modo tendría que pagar). Es cierto, así que más gente se burlarán de esto que escribo que las que dirán: ¡Hey! Hagamos algo! Pero… me desahogué. El día que aquí vengan a cobrarme por cantar canciones en mi congregación entonces escribiré canciones o adoraré en “silencio”.

Hay que tener cuidado, porque si el mercadeo ya no es en mesas, sino que es “intelectual”, de ideas, de canciones, cuando Cristo venga a destrozar serán otras cosas.

miércoles, diciembre 05, 2007

¡Frases guay mi mai!

"Dogma es lo que tienes creer, aunque no lo creas. Y ley es lo que debes hacer, sea bueno o malo para ti. Jesús y sus palabras nunca pertenecieron a las categorías de dogma o ley, y leerlas como si así fueran es simplemente estar perdidos."
Dallas Willard - La Conspiración Divina