IDEAS (última parte de Y-RELEVANTES)
Últimamente no he tenido mucho tiempo para escribir, y me hubiese gustado poder enfocarme un poquito más en esto, pero las vainas de la vida no me dejaron.
Lo que he estado escribiendo estas semanas, que creí sería largo y más conciso, ahora solo quiero liberarme; como cuando un chihuahua se te aferra a la pierna después de tener mucho tiempo jugando con él, no lo quieres sacar como lo harías con un pastor alemán porque es enanito, pero se acabó el juego y luego habrá más tiempo para estas cosas.
Cuando era chiquito (no es que sea muy alto), pasaba horas leyendo las biografías de los grandes cristianos. Los tipos parecían haber venido en un platillo volador, no eran de esta tierra, y hacían cosas tan aperas e increíbles, que querías imitarlas. Lo que te dejaba pegado al libro como si una sanguijuela hiciera conexión entre tus ojos y sus páginas, era que querías saber como llegar a ser ese tipo de hombre de Dios. Hoy, muchos de los tipos que podemos admirar son más bien una caricatura de los que el mundo, con mucho dinero, un equipo de 40 personas que incluyen: publicistas, editores, escritores, periodistas, madre, padre, un hijo alquilado a la vecina, y otras cosas más, ha creado. ¿Quién admira a alguien así? Los hay. ¿Cómo influenciamos una cultura que nos arropa como la sombra de un eclipse perpetuo? Es aquí donde entra el poder de las ideas.
Muchas de las cosas que hoy definen la cultura secular, empezaron como ideas no muy populares de hombres controversiales y que nadaban contracorriente. Darwin con su idea de la evolución, Freud con su idea del sexo todopoderoso y cambiador de la sociedad, Marx cuyas ideas llegaron a Lenin quien tuvo una idea de cómo era esa idea y lo demás es historia. La mayoría de estas ideas sonaban hasta repulsivas en los tiempos de esta gente. Nieztche solo vendió 40 miserables libros de su obra póstuma, no necesitó ser un best-seller para que su frase atravesase los tiempos. Los cristianos nos pasamos la vida tratando de deshacernos de esas ideas y de que la gente se deshaga de ellas, y fallamos. Porque las ideas son como una pequeña bola de nieve que al tiempo puede provocar una terrible avalancha.
Dios tiene ideas poderosas, ideas de transformar y renovar y restaurar, nosotros los cristianos tenemos la idea de refugiarnos y morir y el momento más feliz de salir de este jodido mundo. ¡Qué irresponsables!
La primera vez que oí esto de las ideas, fue de Dallas Willard, y me pareció… ¡aperísimo! De verdad, no tengo mucho tiempo para poder ahora escribir todo lo que hay en mi cabeza, pero: seamos personas creativas. La creatividad no es mala, tampoco el cuerpo, tampoco pensar que Dios va a restaurar la tierra. Entonces, es tiempo de influenciar, de no dejar que sigan dando ideas aquellos que tienen la mente corrompida, y de no imitarlos, porque con la boca predicamos que es vergonzoso aún lo que ellos hacen en secreto pero todo nuestro lenguaje corporal dice que nos encanta. La cultura, como todo, necesita ser restaurada, Dios tiene esa idea… ¿qué hacemos? Es tiempo de tener el ministerio del arte, el ministerio de estar en los medios, ¿Existe tal cosa como arte cristiano? ¿rock cristiano? ¿novela cristiana? ¿artista cristiano? ¿el ponerle cristiano a algo es un escudo bajo el cual ocultamos nuestra mediocridad? ¡Vamo´ a da´le! No tengamos miedo de expresar las cosas que afectan el medioambiente, de dar una idea que haga que la jodida política latinoamericana tenga otra dirección, de experimentar con la filosofía, de pensar correctamente.
¡Licey campeón!
1 comentario:
Loco, quizas el problema es que nos sentimos comodos con nuestros munditos y burbujitas, concentrados en el mito de que que somos los consules del cielo, la unica puerta, quizas disfrazando nuestro sentido de inferioridad o nuestro delirio de grandeza.
La verdad es que es mas facil jugar a matar al emprerador Romano que expandir el imperio.
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