viernes, octubre 03, 2008

ACOMPAÑANTES WANTED

Hace cerca de 8 años, cuando todavía El Círculo era un grupo de jóvenes, habíamos causado una buena euforia y jóvenes de todos lados venían a la iglesia metodista donde se realizaban las reuniones los domingos en la noche. Recuerdo que siempre nos quedábamos frente a la iglesia hasta las 12 AM o 1 de la mañana, esa día comentando a quién se le había ocurrido pintar la iglesia de rosado y azul (¡ay mi madre!). Se me acercó una joven y me dijo que debía confesarme algo:
“Fausto, quiero decirte que necesito ayuda, desde hace unos meses estoy fumando marihuana y consumiendo drogas.”
El comentario me sorprendió, primero porque era la primera vez que me hacían una confesión de ese tipo abiertamente, de quienes sabía que consumían drogas era por un rumor o porque alguien se había dado cuenta. Segundo, nunca en la vida me hubiese imaginado a una persona cristiana con tal problema.

Le dije dos o tres palabras que para mi tenían mucho sentido, ella expresó su voluntad de salir del asunto, no hice ningún juicio, traté de no condenarla y de que no se sintiera condenada. Me sentí bien. Pero, aunque era uno de sus líderes, nunca volvimos a hablar del asunto, no me involucré con ella en ningún proceso de ayuda, la seguí viendo por par de años, no se donde está ahora pero se que los años que siguieron a nuestra conversación siguió luchando con algunos vicios. Yo nunca la acompañé. Yo nunca la acompañé.
Un año después de eso ya no éramos un grupo de jóvenes, no teníamos un lugar para quedarnos hasta horas de la madrugada hablando, y jóvenes de diferentes iglesias nos visitaban para escuchar algo diferente y para traer a sus amigos no cristianos. Uno de estos jóvenes se me acercó y me dijo:
“Fausto, no puedo cargar con esto. Tengo un tiempo consumiendo drogas, nadie, nadie lo sabe. Y… yo quiero que lo sepa… eh….”

Igual, dos o tres palabras de consejería que aprendí en el Manual Billy Graham para Consejeros Cristianos. Me preguntaba qué carajos estaba pasando con los jóvenes cristianos. Pero de igual manera, nunca me involucré en su problema, nunca lo ayudé, lo vi cientos de veces después de eso, se que por mucho tiempo no salió de su vicio, y lo ayudaba con oración… a control remoto, lo que lamento decir no sirvió de mucho. Porque a veces la oración no es un conjunto de palabras combinadas en sentido lineal en orden de no sentirte culpable y tirarle toda la responsabilidad a Dios, a veces la respuesta somos nosotros y quien nos pide algo ya hizo su oración. Hoy me pregunto: ¿qué me pasaba? ¿en qué yo estaba pensando? ¿tenía miedo que no me dejaba involucrarme con la persona y ayudarla? ¿tenía miedo a no tener las respuestas? ¿tenía miedo a la responsabilidad?

Miren, yo no sé, no se que me pasaba, pueden ser todas esas cosas como pudieron ser otras diferentes. De lo que si me di cuenta es que: la confesión sin compañerismos está incompleta. Mientras queramos mantenernos seguros en nuestras posiciones de liderazgo y de pastorado, tratando de hacerle entender a la gente que “esos problemas no suceden aquí” (aaaaaaaaaaaaaaaa jajajajaja!), hay gente con luchas que necesitan compañía no un consejo, necesitan que nosotros seamos capaces de amarlos de tal manera que no podamos evitar las llamadas en horas de la madrugada, la paciencia en medio de las recaídas, el que otros nos señalen por ser compañeros de “prostitutas, pecadores y publicanos…” (que aparentemente son tres vainas muy diferentes pero iguales), o que interrumpa la utopía mental en que vivimos.

5 comentarios:

Natanael Disla dijo...

Me alegro y celebro tu cambio de paradigma en ese sentido.

Anónimo dijo...

así es, a quien nos pide amor hemos de dárselo, sin límites

Anónimo dijo...

A las duras y a las maduras, eso es Amor.

Leí un poquito de tu entrada en la Monja Guerrillera y el resto aquí.

:]

Celeste! dijo...

Como dice Renton, eso es Amor, y es un amor que no se sorprende (:O) ante al pecado(como si eso fuera algo extraño a la naturaleza humana) y sorprendido se paraliza y se vuelve una mi**** Ese es el Amor que hace falta...
Gracias por refrescar.(esopasa)

Fausto Liriano dijo...

Nata: Gracias!!! Te voy a dar un chin de bizcocho..

Amor en Libertad: gracias por visitar mi sala... eso es así, "sin límites" pero es difícil. Como decía Henri Nouwen: "Quién entra a una casa salvar a un niño de un fuego y no se quema..." Cuando amamos de este modo sufrimos y no todos están dispuestos a atravesar el límite del confort.

Renton: Gracias por venir. Leí un poco de tu blog. Me gusta como escribes... Bendiciones.

Celeste: Hola compatriota! De nada... bendiciones...