sábado, diciembre 24, 2011

"Nos Ha Nacido Un Niño"

"El pueblo que andaba en la oscuridad  ha visto una gran luz;  sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido. Tú has hecho que la nación crezca; has aumentado su alegría. Y se alegran ellos en tu presencia como cuando recogen la cosecha, como cuando reparten el botín.
Ciertamente tú has quebrado, como en la derrota de Madián, el yugo que los oprimía, la barra que pesaba sobre sus hombros, el bastón de mando que los subyugaba.
Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla, y toda la ropa teñida en sangre serán arrojadas al fuego, serán consumidas por las llamas.  Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos *nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de *paz.  Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin."
Isaías 9:2-7 (NVI)

"Pero Acaz respondió:
- No pondré a prueba al Señor, ni le pediré nada.
Entonces Isaías dijo: «¡Escuchen ahora ustedes, los de la dinastía de David! ¿No les basta con agotar la paciencia de los *hombres, que hacen lo mismo con mi Dios? Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel."
Isaías 7:12-14 (NVI)

Los versos que puse arriba tienen mucho significado para mi y cada vez que lo leo pienso: "¿Qué habrá pensado el profeta cuando se le dijo "dí que todo esto se resolverá porque nos nacerá un niño?" ¿Cómo así?:
- ¿No nacen niños todos los días? ¿250 bebés por minuto? (eso sería 360,000 bebés diarios)
- ¿Qué acontecimiento tan especial podría ser algo tan común? ¿Por qué el profeta lo pondría como un evento que no ha ocurrido en años?
- Ok, es un evento especial, pero: ¿por qué poner tanta responsabilidad en los hombros de un niño?

Pensé en esa última pregunta cuando leí un precioso verso en Génesis 5:29: "Lamec le puso por nombre a su hijo Noé, porque dijo: «Que él nos traiga alivio de nuestro trabajo y de la penosa labor de cultivar esta tierra que el SEÑOR ha maldecido»." Se imaginan un pequeño niño pasando su niñez pensando en la carga que podía ser su nombre. ¡Wow! Durante mucho tiempo cada nacimiento era un acontecimiento, esperando un libertador, alguien que quitase de nuestros hombros nuestras cargas, que alivie nuestro dolor. Durante miles de generaciones, se pusieron nombres a niños con la expectativa... la expectativa de que algo cambie. Hasta que se volvió común. Hasta que nació: la joven concibió y lo llamó Emanuel, ¡por fin! ¡Dios con nosotros.

Nos ha nacido un niño, un acontecimiento común, en una familia común, en un lugar de lo más ordinario, en una noche tan extraña, en un país insignificante y en medio de hostilidades culturales: un evento que cambió la historia.

Hoy no es navidad, navidad será mañana, por lo menos el día en que la celebramos. Porque puede ser que mañana no sea realmente navidad sino que haya sido en otra fecha, pero siempre he dicho: ¿importa? Como a mi no me importa y celebro la navidad cada bendito día del año, junto con la crucifixión y la resurrección, celebro mañana con mucha reverencia la que podría ser la fecha (aunque no lo sea) del nacimiento de aquel niño que fue nuestro Señor Jesús.

Que hoy podamos decir: ¡Maranatha! ¡Ven, vuelve, bendito Emanuel! ¡Señor Jesús!

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