miércoles, diciembre 28, 2011

Silencio

Llevo años en la practica del silencio: ir a la oración y no decir nada, tratar de no pensar nada, dejar que Dios sea quien hable, de la forma en que quiera. Pero, a pesar del tiempo que tengo practicándolo no es fácil. La necesidad de ser escuchado por Dios o por quien sea, está pegada en uno con SuperGlue. Y cuando uno no habla siente que no pasa nada. Ahora (y aquí me pongo un poco filosófico): ¿qué es nada? ¿el hecho que algo contenga palabras significa algo? Creo que hablar mucho ha hecho que muchas palabras carezcan de significado (¿qué sean "nada"?), que el irrespeto al silencio de los demás hace que la necesidad de decir dos o tres cosas (aunque no tengan sentido) tire por el piso el peso que algunas palabras solían tener.

No creo en "resoluciones de año nuevo", creo en continuas resoluciones que uno va tomando mientras va descubriendo agujeros negros en su personalidad, faltas graves en su integridad, y motivaciones incorrectas. Pero, si tomase una resolución para este nuevo año sería aprender el poder del silencio, no solo en mi oración sino también en mi interacción con los demás. Eso hará de mis palabras fuentes de verdadero significado.

Que tengas un buen, buen día.

2 comentarios:

Miguel Quintero (Owirúame) dijo...

conversaba con mi esposa hace unos días precisamente de esto: Nuestra falta de humildad al "orar" pensando que si no decimos nada, no pasa nada.

En México tenemos un refrán que dice: "al que no habla Dios no lo oye", sin embargo, a veces he pensado que sería más acertado decir: "el que habla y habla a Dios no escucha" ;)

Un abrazo bro!

Jhon Colmenares dijo...

El año pasado hice una practica de silencio inspirada en la película "Comer, Rezar, Amar" había leído que también era una disciplina espiritual de algunos cristianos. Lo cierto es que me fue muy bien y solo lo hice un día. Fue tranquilizante y refrescante sobretodo disfrutar de lo que Dios te dice, porque a veces no, nos tomamos el tiempo para realmente escucharlo.