viernes, febrero 03, 2012

El Pastor 2

Para algunos su caso ya era triste. La congregación se redujo a solo dos o tres gatos.
Así que LA VOZ se regó por toda la ciudad: "Dios no puede estar ahí."
Los dos o tres gatos que quedaban empezaron a dudar a causa de LA VOZ, así que el primer domingo que pudo se paró delante de todos y les dijo:
"Dios nos está asesinando. Está acabando con todo lo que queda de nosotros, no es una buena sensación pero si perseveramos veremos lo que nadie ha visto y escucharemos lo que nadie ha escuchado.
Decidan que voz quieren escuchar: LA VOZ que se ha regado por toda la ciudad o la pequeña voz de Dios que se revela a través del dolor de quitarnos todo a lo que eramos adictos."
La semana siguiente nadie más volvió.
No les gustó la idea de morir a manos de Dios.

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