martes, junio 18, 2013

¿Ordinario?

Ok. Creo que en cuanto al uso de la palabra "ordinario" se refiere, tenemos que aclarar algunas cosas. Sí, porque este show de "¿cuántos quieren vivir vidas extraordinarias?" y "¡amén!", me tiene haciéndome algunas preguntas. ¿No será que lo que consideramos o llamamos "ordinario" es "aburrimiento"? Lo pregunto porque, si te pones a pensar bien, vas a tener que lidiar con cosas ordinarias a diario: cepillarte los dientes, bregar con carros públicos y taxis, " 'ción mami" (para los no-dominicanos esto no es "El Monte de Sión es Mi Mami", de hecho es con "C"), estudiar, trabajar, aguantar al jefe (que es otro trabajo) y encima de eso: profesores que han salido de ultra-tumba y cuya misión es embromarte la vida, no que aprendas. Una prueba, sí.

Esas cosas, las ordinarias, siempre las tendremos entre nosotros. Encima de eso la decepción al darnos cuenta que, después de una oración por lo "extraordinario", seguimos en el mismo ciclo (yo lo llamo "loop" porque se oye más cool... jejejejeje!) le agrega un malestar mayor a nuestras vidas. Yo creo que lo extraordinario es poder vivir en lo ordinario como que uno vive para Dios. Vidas nuevas, que iluminan. Gente con los ojos abiertos al Reino, a la obra del Altísimo, conscientes de Dios y su obra aquí y ahora. Eso es extraordinario. Pero para eso hay que probar que podemos ser fieles en lo ordinario. Vencer el "aburrimiento".

Jesús pasó 30 años (solo para poner un ejemplo, digo) haciendo las cosas ordinarias que todo ser humano hacía, antes de salir y cambiar el curso de la historia para siempre. Ya he dicho antes que Abraham, el padre de la fe (así le llaman), no hizo nada que pudiésemos considerar extraordinario, más que creer a Dios mientras hacia lo ordinario de cada día: cuidar sus vacas, ocuparse de sus empleados, hacer sus tiendas, dar de comer a los camellos, etc. Ahora: Dios hizo algo extraordinario con él y Sara. En medio de ser fieles en lo ordinario es que nos damos cuenta que lo extraordinario es que Dios nos ame a pesar de lo ordinario que somos ¿qué hay de especial en mi? ¡Nada! Sin embargo: a veces Dios trabaja a través de mi, ¿por qué lo hace? ¿por qué pasé a ser "extraordinario"? ¡No! Sino porque extraordinariamente El me ama a pesar de lo ordinario que soy. Lo extraordinario no es un escape de lo ordinario, sino una comprensión de la extraordinaria Presencia de Dios dentro de cosas simples y ordinarias.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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Foto Cortesía de Thomas Hawk

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2 comentarios:

Rougek dijo...

Así es Fausto... gracias por recordármelo. La vida no es un salto de una cosa extraordinaria a otra, sino la sucesión de cosas ordinarias en las que la Presencia Divina irrumpe, y es lo que finalmente debemos aprender, a verlo a Él operando en medio de las jornadas de nuestra vida.

Fausto Liriano dijo...

Así es Rougek! Así es...