martes, enero 31, 2006

NOMBRE

Soy los que los gringos llaman: "late person", pero también soy lo que llaman: "early person". Me acuesto tarde pero también me despierto bien temprano. Si me conoces quizás estás diciendo: "¡Jablador! Yo e´ llama´o a tu casa a las 9 a.m. y todavía tas durmiendo..." La respuesta a eso es que me despierto temprano pero no necesariamente me levanto temprano, me quedo en la cama pensando, oyendo música, apreciando la densidad del colchón, y bueno, a veces quiero volverme a dormir pero en el 85% de los casos no puedo.
Los sábados en mi casa son un poco locos, digamos que: diferentes. Está todo el mundo en casa (los 3 habitantes de la misma) y a veces mis sobrinos andan por ahí corriendo desde las 7 a.m. hasta las.... hmmmm.... hasta las...
Un día en la mañana mientras estaba despierto pero estaba acostado, escuché a mi sobrina que corría buscando a mi hermano para mostrarle una foto de ella. Cuando mi hermano le preguntó quién era la de la foto ella respondió sin pensarlo mucho: "¡Mi niña!"... él le dijo: "¡No, no, no! ¿cómo se llama la bebé de la foto?", y ella respondió: "¡Mi niña!"
La conversación duró algunos minutos y siempre ella terminaba diciendo que su nombre era: MI NIÑA.
Para ella el nombre importante no era el que le habían puesto al nacer o el que está en su acta de nacimiento que algún día, cuando aprenda a leer, leerá. El nombre más importante era con el que mi hermano, su papá, la llama cada vez que llega a su casa o está jugando con ella.
Una cosa es como te llamas y otra cómo te llamas. Y la diferencia no la hace el acento en la primera "ó" del segundo "cómo", la diferencia la hace tu verdadero nombre.
En Isaías 41:9 dice:
“Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos,
y te dije: Tú eres mi siervo. Yo te escogí; no te rechacé.”


Hay mucha gente que camina por la calle y ni siquiera sabe como se llama. Bueno, la realidad es que ellos creen que tienen un nombre: fracasado, porquería, basura, estúpido, desempleado, desgraciado, mal esposo (a), mal estudiante, etc.
Pero ninguno de estos nombres son los que te ha dado tu Padre, Dios, quien realmente conoce nuestro corazón y de hecho, nuestro verdadero nombre.
Quizás lo que necesitamos no es tratar de cambiarnos el nombre de fracasado a exitoso, de porquería a valioso, de basura a apreciado, de estúpido a inteligente, de desempleado a empleado, etc. Creo que lo que necesitamos es escuchar el verdadero nombre de nuestro verdadero Padre.

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