miércoles, diciembre 03, 2008

SURREAL 02

Las últimas semanas en El Círculo han sido increíbles. Las imágenes de meses anteriores donde había una lucha por hacer que las cosas funcionen, son reales, estuvieron ahí, pero ahora son opacadas por estos irreemplazables momentos en los que estamos viviendo. Uno habla de dejar las cosas en las manos de Dios, pero eso es una de las vainas más difíciles de hacer, porque ser humano para muchos de nosotros se trata de estar en control. Pero ser humano, humano de verdad es saber que “estar en control” es una ilusión, es la ilusión de nosotros tener el mando cuando otra cosa lo tiene, y decimos que “perdimos el control” cuando ya nos damos cuenta que nunca lo tuvimos y ni así lo admitimos (con “lo perdimos” queremos decir que alguna vez lo tuvimos). Pero tener el control, es dárselo a Dios y es así que El lo devuelve a nosotros. Eso, es estar en control.

Hace cuatro años deje mi trabajo en una agencia de publicidad para estar en el ministerio a tiempo completo. Lo que siguió después de ahí es surrealismo puro. Nunca me ha faltado nada. Dios ha usado gente para que oren por mi pero también para que sean la respuestas a oraciones. He atravesado momentos difíciles, he querido abandonar, he estado al borde de la depresión, en ansiedad por días, con el corazón latiendo tan rápido que a veces creí que moriría de un infarto en cualquier momento.

Hemos elegido un camino “difícil”, hacer algo que nadie más está haciendo en esta ciudad. ¿Qué hemos ganado? Sin que sea parte de mi voluntad hemos estado alejado de la mayoría de los cristianos-evangélicos de la ciudad, algunos muy buenos amigos míos, pero con los que “ministerialmente” no encajamos. Nos han aislado de reuniones, actividades, juntaderas. Otros (también amigos y buenos hermanos) han decidido no ser parte de El Círculo, nos pone tristes pero es su decisión, y recuerda: para mi las decisiones son de lo más espiritual, y cada persona debe elegir donde crecer y con quien. Y mierkina que me he sentido mal, tanto de una como de la otra, porque no quiero estar aislado y quiero creer que mis amigos, con quienes comparto comunidad creen en esto y se emocionan como yo. Pero siento un compromiso mayor con mi llamado, quizás este mal, quizás no, prefiero creer la última. Algunos me han pedido que ceda un poco, pero no creo que sea el tiempo para eso. Uno de los líderes en El Círculo tiene esta frase que me encanta: “Antes de hacer la diferencia uno hace el ridículo.” Prefiero hacer el ridículo y creer que estoy haciendo la diferencia que ser un clon de la casualidad y de la causalidad.
Así que, decidimos estar quietos y orar, llamamos a la comunidad a la oración, dejamos de confiar en lo que hacemos y confiamos en darle a Dios el control. Entendiendo que Dios es versión parque de diversiones: a El le gusta que sientas el “gustico” de la montaña rusa cuando va bajando, hasta que aprendas a divertirte con eso. Lo que ha pasado es surreal, más allá de lo que esperamos.

(espero que continúe)

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