miércoles, abril 10, 2019

Yo También Tengo Un Cerebro (Job, Parte 12)



[antes de leer el post, sería bueno leer los capítulos 11-13 de Job]

El capítulo 11 inicia con la respuesta de Sofar. Si seguimos ciertas tradiciones orientales, es muy probable que estén hablando desde el mayor (Elifaz) hasta el menor (Sofar), turnándose entre las respuestas de Job. Es en este mismo capítulo donde nos damos cuenta que, mientras las respuestas de sus amigos se van haciendo más cortas, las de Job se van alargando. Mientras ellos dicen "calla y arrepiéntete" (11:2-3), Job dice "tengo tanto que decir que si callo... muero" (13:19).

La intervención de Sofar, aparte de ser más breve, es mucho más personal y va al grano: "eres un pecador empedernido, admítelo y arrepiéntete"; yendo en la misma dirección que Elifaz y Bildad: "El hombre es demasiado insignificante para discutirle a Dios"; a lo que Job responde: "Si Dios es tan grande (y lo es), ¿cuál es la necesidad de disponer del hombre de esta manera?"

Sin darnos cuenta, vamos siendo empujados por el autor del libro a la inminente respuesta de Dios, los amigos se han vuelto un sólo cliché al solo repetir sabiduría popular han olvidado que, lo que le ha sucedido a Job, merece más reflexión. Están frente a una situación que ha dejado en blanco la forma en que hasta ahora se pensaba el sufrimiento. Para nosotros este es un buen punto para meditar, cada día se nos presentan espacios en donde necesitamos respuestas bíblicas para preguntas que nunca se hicieron. No somos los únicos:
• Naamán tiene una pregunta dogmática para Eliseo (2 Reyes 5:18-19)
• La primera iglesia se enfrentó a las preguntas sobre los gentiles: "¿guardarán o no la ley? ¿deben ser circuncidados? Si no se circuncidan, ¿cuál será para ellos la señal del pacto?"
• La reforma tuvo que hacer preguntas en un nuevo ambiente religioso...
• Y seguimos...

Pero Job, cansado del clicherismo, se torna a una versión más profesional de sarcasmo:
"Se me había olvidado, 
¡nadie sabe más que ustedes!
Cuando se mueran
dejará de existir la sabiduría."
(Job 12:2)


Todavía tiene energías para el sentido del humor (aunque supongo que a sus amigos no le dio risa), y pasa a una frase digna de un post sobre "el corazón en el mundo antiguo", en hebreo dice:
גַּם־לִי לֵבָב כְּמוֹכֶם
(«también tengo un "cerebro" [literal 'corazón'] como ustedes») 

El versículo completo dice:
"Yo también tengo un cerebro,
y ustedes no son mejores que yo."
(Job 12:3)

Y, conforme su respuesta va tomando forma, su sarcasmo va aumentando. Pregunta: "¿quién no sabe estas cosas?", y responde pasando a los tipos de vida que consideramos inferiores (los animales, Job 12:7-9) para afirmar que con tan solo verlos puedes darte cuenta de muchas cosas, no necesitas a los ancianos ni a ninguna otra fuente de sabiduría humana para darte cuenta de lo que ellos afirman es "lo último en filosofía y teología": ¡La sabiduría humana es arrasada por el poder de Dios! (Job 12:20-23), y aquí hace conexión con lo que Pablo le dice a los corintios:
"Pues está escrito:
«Destruiré la sabiduría de los sabios, 
y desecharé la inteligencia de los inteligentes.»
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que escudriña estos tiempos? ¿Acaso no ha hecho Dios enloquecer a la sabiduría de este mundo?" 
(1 Corintios 1:19-20)

En la primera parte del capítulo 13 Job se dirige a sus amigos, en la segunda (desde el v. 20) a Dios, se nota la desesperación de un hombre que se va cayendo a pedazos, habla, grita a los de en frente y me lo imagino mirando al cielo y alzando los brazos para hablar con Dios. Job ora, pero no en la forma en que muchas personas imaginan la oración, pero si orar es "hablar con Dios" es precisamente lo que hace. En este capítulo, Job deja bien claro que el asunto aquí no son los hechos, lo que le ha pasado, sino lo que quiere: una audiencia con Dios. 

Job está equivocado en muchas cosas pero en algo cree tener razón: "soy inocente y Dios lo sabe". Aunque reconoce que, a pesar de que es inocente, nadie puede justificarse delante de Dios, no solo él también sus amigos. Los vs. 7-10 son una verdadera joya, Job desarma "la justicia de sus amigos", no es solo ponerse del lado de Dios es también preguntarse: "¿tengo calidad  moral para hacerlo?" Han sentado a Job en el banquillo pero ¿eso significa que no pueden ser juzgados? Parece resonar las palabras que Jesús dirá unos cientos de años después en Mateo 7:1-5.

Tú, 
¿cómo mides a los demás? 
¿te aplicas el mismo standard o...
eres más 'bueno' contigo?
Estamos de acuerdo en que es totalmente anti-Cristo juzgar a otros...
¿por qué lo hacemos?

Bye
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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