martes, octubre 01, 2019

Descarriarse y Encontrarse (Salmo 119:65-72)


65- Incúlcame tu bondad, Señor,
de acuerdo a tus promesa.
66- Impárteme conocimiento y dame buen discernimiento
Pues confío en tus mandamientos
67- Insistí en desviarme del camino y me afligí,
ahora me sostiene tu Palabra
68- Instrúyeme en tus decretos,
Eres bueno y me haces bien.
69- Insolentes me atacan con sus mentiras,
Aún así estoy determinado a vivir por tus preceptos.
70- Insensibles se han vuelto en su necedad
En cambio yo en tu Palabra me deleito.
71- ¡Increíble! Pero ser avergonzado me hizo bien,
así me enfoqué en aprender tus decretos.
72- Inspirarme en las Palabras de tu boca 
me hace más bien que tener mucho dinero.


En esta parte del Salmo 119 me doy cuenta que en la mayoría de las secciones hay un patrón:
  1. - Se exaltan las Escrituras.
  2. - Luego se comparte una experiencia en la que el escritor estuvo apartado o extraviado, pero fue encontrado o pide ser encontrado.
  3. - Cuenta sobre los enemigos que lo molestan, y ora en su contra.
  4. - Termina exaltando la Palabra.

Los versículos que estamos viendo hoy son un perfecto ejemplo de esta estructura, quizás un patrón de oración en la época en que el Salmo 119 fue escrito (no todos los salmos se escribieron en la misma época, por si acaso). Uno de los versículos que más me llaman la atención es el 71, y que traduje así:
     «¡Increíble! Pero ser avergonzado me hizo bien,
        Así me enfoqué en aprender tus decretos.»

Si volvemos a algunos de los versículos anteriores a esta sección del salmo, la "vergüenza" es uno de los temores más grandes del salmista:
     - versículos 5-6:
       «¡Ah, si se enderezara mi vida
         para cumplir tus decretos!
         Así no sentiría vergüenza
         de observar tus mandamientos.»

     - versículo 22:
        «Corre de mi la vergüenza y el desprecio,
          pues me mantengo fiel a tus testimonios.»

     - versículo 31:
       «De tus testimonios me he aferrado,
         no permitas que sea avergonzado

     - versículo 39:
         «El pensar que seré avergonzado me aterra,
         ¡Líbrame! ¡Qué buenos son tus juicios!»

Ahora sabemos (por el versículo 71) que finalmente lo visitó su miedo: la "vergüenza" (¡chachachachá!). El salmista pudo mandar todo al carajo y seguir con su vida de aflicción y desvío, pero ha meditado en las Escrituras, ha probado las bendiciones de Dios y ha visto el resultado de confiar en sus promesas, entonces: "¡Qué bien me hizo ser avergonzado!", termina viéndolo como parte de la obra de Dios en su vida. 

Esto:
Hay muchas cosas de las que nos podemos lamentar,
pero...
si pensamos bien, 
si tomamos unos minutos y hacemos una pausa,
si pensamos hasta el punto en que podemos ver incluso los silencios entre nuestros pensamientos:
nos daremos cuenta que hay mucho más cosas por las que podemos dar gracias..

Da gracias.
Quizás eso que te pasa o pasó (que como el salmista pudo ser exactamente lo que temías), es parte de un proceso de renovación y de "darte cuenta", que es tiempo de enfocarte en el Camino.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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Foto cortesía de Thomas Hawk
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