viernes, noviembre 25, 2005

GRACIA (01)

Gracia significa que estás en un universo diferente del que has estado atrapado, cuando no hay forma posible de llegar ahí por ti mismo."
Anne Lamott



Gracia. La palabra. Muchos de nosotros sólo conocemos la que lleva la "s" al final, y no en totalidad. Creo que ni siquiera muchos cristianos entienden lo que esto significa, o lo olvidan.
Hace algunas semanas visitaba un hospital para niños con algunos amigos. No suelo visitar hospitales porque me desmayo, vainas de la debilidad de un hombrecito. Al final de la única sala que tenía está clínica, se encontraba un pequeño niño de casi dos años. Su cabeza más grande que su cuerpo, que era frágil y raquítico, de esos que te dan la impresión que si lo tocas o lo intentas sostener en tus brazos se va a romper o deshacer. El peso de su cabeza sólo le permitía tenerla de lado, y su pequeña barriga no se movía, y sus ojos, no estoy seguro a donde miraban. Daba la ligera impresión de una agonía silenciosa, de una muerte próxima.
Frente a él, su mamá. 
Me dijo que el niño se llamaba Emmanuel. 
Una señora de algunos 45 años, maltratada por la pobreza. Sus ojos tristes fijos en su pequeño niño, en su sufrimiento. ¿Por cuánto tiempo habrá estado así? No lo sé. Pero mientras todos mirábamos al niño como un candidato a la muerte segura, su madre estaba ahí, paciente, esperando una respuesta positiva del doctor, o en el extremo de los casos (y creanme que esto era extremo) un milagro.
Lo que hacía que su madre estuviera ahí se llama: GRACIA. Y la gracia proviene del amor.
Lo peor que nos puede pasar como cristianos es desconocer la gracia de Dios. Era la lucha principal de Jesús con los fariseos. Estos, junto a los saduceos y otros líderes religiosos de los judíos entendían que el principal asunto de Dios era alejar sus escogidos de los "malditos por el pecado": publícanos, skaters, heavy metals, prostitutas, políticos, vendedores de licencias, centuriones romanos y choferes de carros públicos que se roban los semáforos en rojo. Jesús entendía que el asunto de Dios era mostrar a estos que todavía los ama, que no todo estaba perdido y que mientras los "hijos de Dios" los rechazaban, el mismo Dios venía, caminaba con ellos y les daba una oportunidad.
Mi amigo José B es para muchos un impío, aunque nadie le dice nada. Hace sonido en muchos eventos cristianos y no cristianos, así que casi no tiene la oportunidad de congregarse, les grita malas palabras a los músicos por los monitores cuando le exigen algo, hace bromas fuera de lugar, y por la naturaleza de su trabajo muchas veces debe estar en lugares no muy apropiados. No es alguien que catalogaríamos como "prototipo de Cristo". Si, ya ustedes saben: Yo, fariseo.
Hace par de días estuve hablando con alguien, un joven hablaba conmigo de como Dios estaba restaurando su vida. Había pasado por algunos problemas y su vida había sido prácticamente destruida, me dijo que literalmente sentía como, cuando llegaba a un servicio en su iglesia, todos se iban de su lado para no "contaminarse". Luego me dijo algo que no esperaba oír: "Pero José me dijo que Dios no me quería así, que debía salir de eso. Me dio trabajo, empezó a ayudarme y a buscarme, y me levantó el animo. Desde entonces he estado trabajando con jóvenes en la iglesia y creo que se a donde Dios me quiere."
Sinceramente, antes de eso pensaba que debía predicarle a José para que se convirtiera, pero Dios, Dios me dio a través de él una nueva historia de gracia.
La gracia de Dios es incomprensiblemente ridícula. Ninguno de nosotros la merecíamos, sin embargo la tenemos.
Por eso, no entiendo por qué algunas veces entre los cristianos hay señales de orgullo o sobre espiritualidad, si todos hemos sido sacados del mismo hoyo, del estanque de mierda donde estábamos metidos. ¿ahora, porque estás "limpio", se te olvida de dónde saliste? Como si hubiésemos terminado de pagar todo lo que debemos. 
Nos parecemos al tipo ese que le debía muchísimo al Rey y fue perdonado pero que metió en la cárcel al que sólo le debía 20 pesos. ¡Uff! Hay historias en la Biblia que parece que no leemos.
(continúa)

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