REAL TV Y LA GENTE DE VERDAD
Me encanta ver televisión, cosa que no hago por razones que no vienen al caso, pero siempre ha sido así toda la vida. Recuerdo que de pequeño y siendo un buen estudiante, la única cosa que los profesores ponían como recomendación era: “¡Felicidades! Sólo pon menos atención a la televisión y más a los libros.” Todavía conservó mi nota de 2do. de la primaria donde el profesor Miguel me había escrito sendo sermón al respecto. En cierto sentido las cosas han cambiado (leo más, veo menos televisión), pero no porque la televisión sea el emisario de Satanás para los tiempos postmodernos (o post-“pordondeestemos”).
Y la nueva no tan nueva cara de la televisión son los Reality Shows, nos tienen un poco saturados pero de vez en cuando se puede sacar alguno de ellos que está bien o algo que sea digno de ver. Una de las cosas buenas que puedes apreciar es que ves gente de verdad, real… no la gente con 20,000 dólares en cirugías en la clínica del Dr. 90210, mujeres con senos plásticos, todas rubías y con traseros asegurados por millones de dólares, que ya hasta lo que nos dan los paparazzis son preparados por ellos para el disfrute de todos nosotros. Sino a Ramón mi vecino, a Pleura la dentista… esa gente que ves en la calle, en las guaguas (colectivos, autobuses) o en el ascensor de un edificio cualquiera.
Hace algunos meses escribí de eso:
“Hoy vi a Jesús… ¡en serio! Y de verdad no lo puedo creer, mientras escribo esto hasta se me llenan los ojos de lágrimas… nunca pensé que al ver a Jesús uno lo sentiría tan real, que fuese tan… tan… emotivo… es más: nunca pensé que vería a Jesús y viviría para contarlo. No es que sea pecador o mucho menos, pero que se yo.. ¿quién se imagina que lo va a ver? Lo vi en “Real TV”, y se llamaba Fernando, se llamaba Luis, se llamaba Florencia, todos eran Jesús. Jesús se dedica cada miércoles por la noche a llevar comida a los que viven en las calles de Buenos Aires. Sopa, pan, leche para los niños, una sonrisa, un abrazo, un beso. Y lo seguía una cámara, no alardeaba de lo que estaba haciendo, y probablemente el reportero tampoco lo entendía, pero lo hacía, no es mucho: sopa, pan, sonrisa, amor; pero significa tanto. Hablaba con la gente de la calle, con Luis “el pintor sin techo” que pinta loquísimo y le enseñó a Jesús su pintura del gato, le dijo que solo en la calle uno suele perder la mente, y Luis lloró. Jesús le pasó pan, y sopa, y le dio un abrazo, Luis metía el gato que pintó en su mochila y le decía adiós con una sonrisa, mientras Jesús (que no era uno sino muchos) seguía caminando por Corrientes a hablar con más gente de la calle, con la música esa de Jovanotti, esa canción “Salato 2”…”
Tuve una experiencia similar anoche. Llegué a casa, después de no el mejor de mis días pero de un buen asado de corte argentino, de amigos, de una buena Coca Cola y ¡a ver televisión! Mientras paso canales me encuentro con “America´s Best Invention” (creo que así se llama el programa), y ¡man! Cada loco es lo primero que pensé, pero no… es gente con sueños, gente con problemas, y aparte de todo: gente que necesita a Dios. Lo pensé cuando vi a uno que llegó con su gran invento: un muñeco redondo y peludo, parecido a uno de esos de nieve, con una sonrisa pintada y que, cuando lo acariciabas, decía: “Todo va a estar bien.” No les tengo que decir que era obvio que el tipo parecía estar en depresión. O cuando llegó uno que vendió todo lo que tenía para adquirir su sueño: un juego de mesa que mi sobrinito se lo puede inventar y que obviamente no tiene nada de atractivo; o cuando llegó la señora con cáncer que se había inventado un dispositivo para las pelucas y que según ella las mujeres con diferentes tipos de cáncer la necesitarían. No es que todos los inventos eran malos, solo que algunos de ellos eran simplemente el grito desesperado de una sociedad que dice: ¡Ayúdenme!
En todo esto me preguntaba: “¿Dónde miércoles está la iglesia? ¿Dónde estoy yo?” Mientras el mundo grita desesperadamente por ayuda nosotros estamos cómodos, haciendo planes de conquistar al mundo sin habernos conquistado a nosotros mismos. La gente es real, y necesita el mensaje, lo que tenemos.
Pensaba en las palabras de Jesús: “por cuanto lo hiciste a uno de estos pequeños lo hiciste por mi.” Descubrir esas palabras es como cuando Jacob se dio cuenta que estaba ante la Presencia de Dios: “Verdaderamente Dios está aquí y yo no lo sabía.” ¿Puede ser que cada día estemos frente a la “conquista del mundo” y no lo sepamos?
5 comentarios:
Muy acertado cuando escribes:"haciendo planes para conquistar el mundo , sin habernos conquistado a nosotros mismos"
Así he estado tantas veces,planeando la conquista del mundo, pero no permitiendo "el ya no mas yo sino Cristo en mí."El yo todabía me tenía conquistado.
Saludos.
Eso Daniel! Cuantas cosas queremos lograr sin lograrnos a nosotros? Una de las mejores cosas que nos puede pasar es primero ocuparnos de nuestra conversion y luego darle marcha a todo. Gracias por visitar mi sala...
DTB
Fausto
PD: Muy buenos tus post sobre la Iglesia Alemana en tiempos Nazis...
Tenemos el privilegio de poder ver cara a cara cada día a nuestro Señor, y no su espalda pasar escondidos tras una grieta... verdaderamente increible
Yo si que te leo, Fausto, ¿Como no hacerlo si sigues escribiendo así?
Un abrazo fraterno -otro para Dany :)
Jaaziel: es triste ver como algunos se pasan la vida sin aprovechar ese privilegio, ocultos en una cueva llamado templo rechazamos al Señor que nos pasa por el lado y el frente y por detras todos los dias. ¡Qué Dios abra nuestros ojos!
Gracias por leerme... ¿recibiste mi mensaje?
La verdad Fausto, creo que, como dice Ulises de Rescate, tenemos que sacar a Jesus de los Templos y llevarlo a las calles, donde está la gente con necesidad de Dios.
GRACIAS hermano, siempre me haces reflecionar mucho!
:Lizzie
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