viernes, junio 01, 2007

Y DEL DICHO AL (PENSAMIENTO) HECHO... HMMM...


“Dios quiere un corazón de niño pero una cabeza de adulto.” CS Lewis

De niño recuerdo que lo que más me gustaba de la escuela dominical era que a Jesús les gustaban los niños. Al final del salón donde cada jueves, la tía Amarilis, nos llevaba a través de las enseñanzas de Cristo en la Iglesia de Niños, había un cuadro que nos fascinaba. Era Jesús, sentado en una piedra mientras cargaba a un niño en sus piernas y otros se apresuraban a El. Más me gustaba cuando me decían que tenías que ser un niño para entrar al Reino de los Cielos. “¡Wow! Este Jesús es más que cool, le encantaría que me quedara como un niño.” Muchos nos quedamos ahí y no solo desarrollamos un corazón de niño sino también la mente de un niño, y somos incapaces de absorber las verdades que continúan en el currículo.

Mientras continúo mi práctica de ser un discípulo de Cristo, y después de haberme dado cuenta lo importante que es mi mente en todo esto, también es un hecho las dificultades que representa. En primer lugar mi cuerpo está habituado a acciones (llamadas hábitos), algunas de las cuales realizo sin ni siquiera pensarlo; en segundo lugar, como esas acciones han formado parte de mi vida por un buen tiempo, entonces es obvio que es difícil romper con ellas y que no solamente debo pensar en cambiarlas sino también que debo tener un buen listado de ejercicios a través de los cuales pueda acabar con esos hábitos que no son los normales para un discípulo de Cristo.

Me he dado cuenta también, que hay muchas cosas que creo que no sabía que creía y que debería dejar de creer. Es así como, las dificultades que enfrento para ser lo que debería ser, tienen que ver con lo que no he dejado de creer. Básicamente (y dando un ejemplo muy asqueroso), dejé el inodoro sucio, lo tapé, luego lo usé como silla y durante toda mi vida participé en el ejercicio de hacerme creer que eso no era un inodoro sino la silla donde me siento. Vano error, porque años después, me he dado cuenta que sobre lo que estoy sentado no es solo un inodoro ¡sino que está sucio! Eso no quiere decir que fundamenté mi corazón y mi ser a enseñanzas falsas, sino que simplemente empecé a creer en algo sin dejar de creer en lo otro. Pensé por muchos años, y ese ha sido mi dilema de los últimos meses, que el trabajo estaba completo cuando sinceramente muchas cosas las había dejado de creer.

Eso tiene mucho que ver con como uno ve las enseñanzas de Cristo. ¿Sugerencias o literales? Es la gran conversación teológica. Escribiendo para los estudios bíblicos de El Círculo y sobre las enseñanzas de Jesús, reconocí que el problema muchas veces tiene que ver con que:
1- No conocemos las enseñanzas de Cristo, por lo menos no todas.
2- Como no las conocemos, pues se nos hace muy difícil aplicar.
3- Y al aplicarlas, es necesario que sus enseñanzas arropen nuestra alma, nuestro cuerpo y nuestra mente (“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas." Marcos 12:30)

Entonces, lo primero está en que la cuestión no es cuáles enseñanzas son sugerencias o literales, sino como arropamos las enseñanzas de Cristo. Cuando clasificamos una cosa de “sugerencia o literal”, las asumimos como reglas o deberes, y esto no es precisamente lo que Cristo está tratando de llevar. En Mateo 5:17, Jesús dice: “No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles cumplimiento.” En muchas palabras: la intención de Cristo no es, en ninguna manera, traer otro conjunto de reglas que podamos cumplir sino, la forma en que puedas abrazar a Dios con toda tu alma, corazón, mente y fuerzas.

Las leyes solo trabajan con las acciones, y no pueden alcanzar el corazón que es la fuente de las acciones. La intención de Cristo no es en ningún momento darnos ninguna lista de nuevas cosas que hacer y que no hacer, obviamente las cosas que El dice que no hagamos no debemos hacerlas, pero si ese fuera el punto le buscáramos la lógica de cómo hacerlas en ciertos momentos de nuestras vidas.

Entonces el pensamiento cristiano tiene que resultar en la transformación del corazón, que según la Biblia es “la fuente”. ¿Por qué? Porque es la intención de Cristo. No que te sometas a más reglas, o que pierdas tu tiempo pensando en como y en que momento cumplir algunas cosas, sino que pongas a trabajar tu mente en como convertir tu corazón que es la fuente tanto de un ser malvado como de un ser renovado. Por eso Pablo le dice a los Romanos que sean transformados mediante “la renovación de su mente…” (Rom. 12:2) Es en tu cabeza donde se empiezan a cambiar esos antiguos hábitos por hábitos nuevos que resultan en la transformación de la fuente: el corazón.

5 comentarios:

Carlos Julio dijo...

Interesante análisis. Metanoia con Cristo debemos tener. Un cambio de actitud hacia la vida.

Conociendo a Dios, entenderemos la pureza del evangelio y lo inútil de la religión acomodada del hombre.

Te comparto mi artículo:

http://carlosjulioperezq.blogspot.com/2007/05/al-dios-no-conocido.html

Dios te bendiga.

Mariela dijo...

Recuerdo que de niña también me encantaba
la idea de que para Jesús el reino es de los niños, entonces no quería crecer.
El hecho de crecer implica una continua meditación - la mente puede ser muy engañosa- que puede ser tediosa, pero que merece hacerla.

Abrazos.
Mari

Mariela dijo...

Poff ay si bien asquerosito el ejemplo..(algo que no puedo dejar de hacer es Imaginar) >_<

Betsy Torres de Gómez dijo...

Este es un proceso por el cual he venido atravesando, es muy duro deshacerse de cosas que tienes muy arraigadas en tu manera de pensar y hasta de ser. Cosas que durante tantos años se convirtieron en tuyas y hoy te das cuenta que no son mas que doctrinas de hombres que añaden carga a la maleta de tu vida.
"Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres" Mateo 7:7

Muy Bueno!
Betsy

Fausto Liriano dijo...

Carlos: muy bueno tu post sobre Pablo!!! Gracias por visitarme y leerme...

Mari: aunque asqueroso el ejemplo (acababa de ir al baño antes de escribir esto), es lo que muchos hacemos y hay que parar eso. Me senti muy identificado con Schaeffer cuando escribió sobre "repensar" fe, porque es exactamente lo que estoy haciendo ahora...

Betsy: si loca!! cuesta y mucho... esto es un verdadero "sacrificio de alabanza". Pero hay que seguir luchando porque el resultado es glorioso...

Paz en la tierra a vosotros lectores de este blog!!!
jejejejejejeje!!!