jueves, julio 19, 2007

VICTUS 02

COMO PRACTICAR LA RELIGION SIN SER RELIGIOSO

Hemos complicado el evangelio, más que herramientas para una vida abundante lo hemos hecho una carga para todo el mundo. Pobre gente y pobre de mi, ya ni se como salir de todo esto. No quiero que me malinterpreten pero no puedo evitar que me malinterpreten, se que la vida cristiana es difícil, principalmente cuando tienes años viviendo un conjunto de reglas y de repente te das cuenta que no se trata de eso. Las leyes solo trabajan con las acciones, y no pueden alcanzar el corazón que es la fuente de las acciones. La intención de Cristo no es en ningún momento darnos ninguna lista de nuevas cosas que hacer y que no hacer, obviamente las cosas que el dice que no hagamos no debemos hacerlas, pero si ese fuera el punto le buscáramos la vuelta de cómo hacerlas en ciertos momentos de nuestras vidas. No es que me haya vuelto un liberal sino que quiero ser un liberado.

De la ley fui liberado pero parezco esclavizado, pues habiendo leído en la Palabra que no debo vivir por la ley todavía me someto a preceptos tales como “no manejes, no toques, no hagas…”, y mientras también hablo de gracia y de que eso es suficiente para obtener el perdón, al mismo tiempo me encuentro realizando una serie de cuestiones para sentirme que yo soy merecedor, de alguna forma, del perdón de Dios. Que encuentro al final: contradicciones, vivo en gracias pero no la práctico, y con mi cuerpo hago cosas (todas buenas y de entrañable reconocimiento) pero las hago más por fuerza gravitacional que por una acción conjunta de todo mi ser, estoy con mi cuerpo haciendo cosas pero que no salen de mi espíritu, alma o corazón. Es como si mi brazo se moviera solo y descoordinado del resto de mi cuerpo. Así nuestras acciones “espirituales” son como un tick nervioso, un reflejo y no un movimiento consciente de un ser cambiado en total. Eso es ser religioso. Así que, mientras creemos que practicamos lo espiritual, estamos (generalmente) usando nuestro cuerpo (algo así como ir al baño, cepillarse, ver televisión) pero para nada mis fuerzas y el alma y el corazón y la mente.

No tiene nada que ver con vivir en la religión, de hecho puedes vivir la religión a la “santiagus” y seguir siendo cristiano. Conscientemente no encuentro nada de malo con practicar la religión (“atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.” Santiago 1:27b), el problema está cuando convierto esas cosas en lo que me salva, o cuando pretendo poner cargas sobre los hombros de algunas personas para que puedan “alcanzar” al Señor, y aquellos que fueron fervientes y llenos de amor por el Señor una vez en las garras de mi doctrina los transformo en jueces, señaladores, personas frías y con el cuerpo de la misma manera que el mío: siendo independiente de mis otras partes. Lo que me recuerda a Jesús diciendo: “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes.”

¡Pero es que la raza debe sobrevivir! ¡Man! ¿cuántas personas no he visto ahogadas porque no pueden con nuestras altas demandas para la vida cristiana sumadas a las múltiples responsabilidades de ser un cristiano congregado? Ser cristiano es una carga más, igual que pagar la luz, el cable, el teléfono. Ya no es ser transformado para poder enfrentar la vida de la mejor manera posible. ¿Qué hay gente que sigue al Señor de la manera en que se los presento? ¡Es cierto! Pero alguien tiene que hacer un llamado a que las cosas sean diferentes. Estamos como el presidente que agrega más impuestos, el profesor que pone más tareas, el jefe que quieres que trabajes aunque no haya nada que hacer, la madre que te pone a barrer la sala limpia solo porque te portaste mal.

continuará...

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