lunes, mayo 12, 2008

UN FENOMENO "PATOLOGICO"

Crecí en un barrio pobre: Herrera. Si hay algo que la gente que vive en Herrera piensa que carece es esperanza. No es comida (que tiene que aparecer como sea), no es la electricidad (que nunca hay en el país), es esperanza. Como no hay esperanza (por lo menos eso es lo que la mayoría cree) (y otro paréntesis) (y otro paréntesis más…) (es porque seguro no quieres ver más paréntesis pos mejor te lo pongo de maldad)… bueno… ¿qué decía? ¡Aaaah! Que, como no hay disque esperanza, la gente se pasa la vida… como sea, pero cualquier oferta por esperanza que venga de la loto, de la lotería nacional, de “¿Quién Quiere Ser Millonario?”, Amway, cursos por correspondencia que nos conseguirán un trabajo, de los políticos que son como el hombre malo que nos pega y nosotros las mujeres maltratadas que los seguimos amando, pues bienvenida…

De un lado está la iglesia de la esquina, nos hace sentir culpable, nos manda al infierno, nos recuerda la maldita miseria en que vivimos, coopera con la contaminación ambiental (agrega más bulla al barrio), nos dice de nuestros demonios, no nos dejan beber cerveza (es el único escape barrial a las desgracias de vivir en un país tercer mundista con políticos corruptos), y encima dice que olemos a pescado, ufff… etcétera… By the way: el pastor no nos habla (en la mayoría de los casos), puede contaminarse… o algo así…

Del otro lado está la televisión, y ahí hay un tiguere, un personaje que dice que Dios quiere prosperarme, que a El le interesa que a mi me vaya bien, y si logro cierto nivel de “espiritualidad” entonces voy a ser rico, es como jugar a la Loto pero si esperas un chin más entonces ganas, es como un político pero puede hablar la verdad porque el tiguere es pastor, es como un curso de correspondencia pero mejor porque viene en forma de “discipulado”. Si todo sale bien con Dios entonces, Dios me prosperará, seré rico y pararé de sufrir.

¿No nos damos cuenta? Si el mensaje de prosperidad ha llegado es porque en Latinoamérica estamos jodidos, tan jodidos que por lo menos necesitamos aferrarnos a algo. ¿Significa que lo que presentamos lo que estamos del otro lado (no la iglesia de la esquina, aunque esa está incluida en nosotros) no es útil para lo que están pasando? Dime tú. Pero antes de criticar al que Prospero (el pastor de la iglesia grande que tiene jeepeta y hasta la ofrenda aunque vuelven y se la regalan otra vez, donde todos son ricos y donde Santa Claus, quien en el barrio si sabemos que hace acepción de personas, va a visitar a los niños), debemos saber por qué este bendito fenómenos es tan… fenómeno. No es que salgamos ahora a vender esperanzas como indulgencia, pero es que analicemos: el evangelio de Jesús, aunque no es fácil de vivir, es tan apero que no necesitas esperanzas en vainas físicas, puedes ser prosperado económicamente (puede que no) pero eso no importa porque eres LIBRE. Y eso es lo difícil de predicar.

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