viernes, noviembre 05, 2010

No. A Jesús.


Ese que casi no se distingue en la foto pero que está con un plato de comida, es un tipo al que creciendo llamábamos "El Hombre del Palo". De los locos que conocí, y uno de los personajes pictóricos del barrio donde crecí (Herrera), junto con "La Loca Lú", el Pato y otros personajes que enriquecen tu barrio como si fuesen un cuento de García Marques.


El otro día mientras visitábamos a mi mamá, desde la ventana del cuarto veo como los vecinos de en frente le sacan su plato de comida, ¡al hombre del palo! ¡el tiguere que nos metía miedo! Y dije: "No. A Jesús." ¡Mierkina que suena charlie! Pero es la verdad. Hay gente que no tiene miedo de darle comida a Jesús. Un día estarán frente a El y se les dirá: "¡Pues vengan tíos que me dieron de comer!" (léase en acento andaluz, y en rojo como en la Biblia) , y ellos dirán: "¿Cuándo?" Y Jesús les dirá: "¿Pues cómo así? Esos días al mediodía que me sacaban comida, ¿no recordáis?" (¡Hey! Jesús habla en Reina Valera 1960, me dicen!). Ellos con cara de sorpresa dirán: "¡Jejejeje! Sabía que Dios tenía un buen sentido del humor... ¡Si vamos al infierno pues dilo ahora, porque ese era "el hombre del palo"!" Cristo le dirá: "Por cuanto le dieron de comer a uno de estos pequeños, así lo han hecho conmigo. ¡Venga! ¡Arroz con habichuela para todos! ¡Con tostones! Mi Padre paga!"

Que buenas historias hay en los "anónimos".

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