martes, mayo 28, 2019

¿Por Qué Sufrimos? (Job Parte 16)

«Luego búrlense de mi, 
[...] pero escúchenme.»
Job 21:2a-3b

(antes de leer este post, te recomiendo leer Job 20-21)


Entonces... ¿puede alguien decirle a Job por qué sufrimos?

Ese es el punto... ni Job ni sus amigos han logrado ponerse de acuerdo sobre el origen del sufrimiento. En Job 20, capítulo en el que se nos presenta otra respuesta de Sofar al frustrado Job, no hay nada nuevo, aunque el pasaje en hebreo está lleno de figuras magistrales que describen el fin del malvado y es de hecho uno de los más difíciles de "decifrar" para traducción por el lenguaje usado para la respuesta. Para Sofar todo lo que disfruta el malvado es efímero y termina de manera abrupta y violenta: su dinero, lo que disfruta, lo que sueña, su salud... todo esto llega a su fin, pero de manera espantosa (en ocasiones usando expresiones fuertes, como en el versículo 7: «Será un desecho inservible, como su excremento»). Esto es lo que la experiencia le ha dicho, a él y a otros.

Sofar introduce un elemento controversial:
«Desde que el hombre en la tierra fue plantado,
el disfrute del impío dura poco,
y se acaba la alegría del malvado.»
(Job 21:4b-5, traducción mía)

El pasaje puede llevarnos a una terrible confusión exegética (¿siempre ha sido así? ¿no se supone que las cosas se deterioraron... luego?), pero si comparamos con Deuteronomio 4:32 nos daremos cuenta que es una expresión, una hipérbole, algo así como "no hay por donde buscar... las cosas siempre han sido así", una frase rápida para terminar la conversación. 

Hay algo cierto, y hoy quiero darle un punto a los amigos de Job: existe el dolor que se provoca, que se compra con acciones, malas decisiones y una vida que se ha desperdiciado. Eso es observable... pero solo a largo plazo, y todos nos damos cuenta cuando alguien, si sigue su camino, terminará explotado. Pero, el argumento que están trayendo a la mesa es opacado por el elemento de "causa-efecto" tan fuerte que proponen: "el malo sufre por malo y solo hay una fuente de dolor-tan-profundo: vivir una vida de maldad". Esto es cierto solo con la salvedad de que los buenos también sufren, pues no se trata de la "calidad moral" del que sufre "por cuanto todos pecaron" (Romanos 3:23), y creo que es lo que le quita puntos a los amigos de Job.

El dolor puede ser observable desde diferentes puntos de vista: 
- cuando lo atravesamos la confusión nos supera, no entendemos, queremos respuestas... como en el asunto de Job algunos intentan calmar nuestra confusión con clichés pero... eso no funciona.
- si sobrevivimos y resistimos por un poco de tiempo, entonces nos damos cuenta cuánto crecimos, y la utilidad del dolor (esto puede pasar casi llegando al final de una época dura o cuando esta ha terminado). Y, lo que es sorprendentemente paradójico es que aquí ya no nos importa qué lo causo (aunque pudiésemos darle respuesta a eso) sino la consecuencia del dolor y lo que nos enseñó (si no nos rendimos en medio del camino).

Post-dolor importan mucho las respuestas a las causas, porque nos enfocamos en un futuro diferente que tenemos por delante con lo nuevo que hemos aprendido. Esa es... la realidad. Obviamente el tiempo de confusión puede ser bastante largo. Y es lo que Job está experimentando.

Su confusión lo lleva a expresiones de dolor que lamentablemente sus amigos no captan, un punto tiene, y por eso quiere comparecer delante de Dios:
«¿Creen que a Dios le enseñaremos algo?
Si Él se encarga de juzgar a los más altos.»
(Job 21:22,
la traducción es mía) 

Y ya es obvio, ante tantos argumentos circundantes y un círculo vicioso de proverbios, necesitamos que nos enseñe el que enseña. La pregunta es: ¿Job se queja de Dios o... de su idea de Dios?
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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Foto cortesía de 929

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