jueves, noviembre 21, 2019

Poner En Orden La Cabeza (Salmo 119:105-112)

105 Observo el camino a la luz de tu Palabra,
es lámpara a mis pies.
106 Obedecer y guardar tus justos juicios
he prometido, y lo he cumplido.
107 ¡Oh, cuánto me aflijo, Señor!
Reanímame con tu Palabra
108 Ofrezco mi voz para alabarte, acéptala Señor,
y enséñame tus juicios.
109 Oscilo entre la vida y la muerte, 
Pero no he olvidado tus instrucciones.
110 Ostentan atraparme mis enemigos,
Pero no me he desviado de tus preceptos. 
111 Obtengo un gran tesoro con tus testimonios, 
pues le dan alegría a mi mente.
112 Ordené mis pensamientos alrededor de tus decretos,
desde ahora hasta la eternidad.

Y seguimos el recorrido por este salmo, y ya nos encontramos a solo pocas secciones de terminarlo. Hasta ahora, esta es la sección más positiva de este poema: hay menos espacio dedicado a las acostumbradas quejas por la inestabilidad emocional y espiritual del salmista, y solo un versículo se ocupa del tema constante del asedio de los "enemigos".

Me llama profundamente la atención el último versículo:
Ordené mis pensamientos alrededor de tus decretos,
desde ahora hasta la eternidad. (v. 112)

Si en nuestra época obsesionada con los resultados, el pensar por ti mismo en desconexión de las masas, resulta ser una actividad desgastante y con potencial de aislarte de todos los demás, ¡imagínate "ordenar" los pensamientos! ¿Qué vas a "ordenar" si casi todo lo que la gente piensa es "pre-hecho"? La gente está sumamente condicionada por lo que los demás piensan (que resulta ser lo que también el individuo piensa) y la mentalidad de "ganado" (lo que en inglés llaman "herd behavior") impera, es jugo instantáneo, pop-corn de microhondas, comida chatarra...
¡Pero es más rápido!
¡Y no tienes que pensar por ti mismo! ¡Si fallas tampoco es tu culpa: es la culpa de todos los demás!

C'mon!
Entonces...
Hay un primer paso necesario: el tener pensamientos propios.
Eso debe decidirse,
y luego comprometerse con espacios esporádicos para pensar,
"pausas de pensamiento" le llamo...
¿y qué  tal si usamos algunas de esas pausas para meditar en las Escrituras, la Palabra, las Promesas, los Preceptos... de Dios?
¡Es precisamente lo que el salmista ha hecho!
Es lo que llamo: LIBERTAD.
Es a eso... queridos amigos, a lo que Cristo nos ha llamado.

Creo que puedes más de lo que crees,
creo que Dios puede ampliar tu modo de pensar (Salmo 119:32),
creo que puedes salir de la esclavitud de pensamiento a la libertad.

Piensa en eso.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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Foto cortesía de Vittorio Sciosa
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