Anunciar Como Alabanza (DevosEnOriginales 24)

לְהַגִּ֣יד בַּבֹּ֣קֶר חַסְֽדֶּ֑ךָ וֶ֝אֱמֽוּנָתְךָ֗ בַּלֵּילֽוֹת׃

Salmo 92:3(2)

Hay versículos que se vuelven tan conocidos que finalmente los desconocemos. Como el que tomamos para la reflexión de hoy. Quizás no los aprendiste en tu 'memorización diaria' o los escuchaste una prédica, pero sí lo cantaste.

Nunca me había puesto a pensar en como לְהַגִּיד ("proclamar, decir", que algunos han traducido como 'anunciar') podría ser una forma de לְהֹדוֹת ("dar gracias, agradecer", que algunos han traducido 'alabar'), ni en como el salmista había integrado estas dos cosas (junto a otras) en su proceso diario de reconocer la Presencia de Dios a su alrededor, la grandeza del Altísimo en su alabanza.

Proclamar, anunciar su misericordia (חַסְֽדֶּךָ, aquí es 'tu misericordia o amor leal') al inicio de cada día es darnos cuenta que ellas vienen con los primeros rayos de luz, con la primera brisa que sentimos, con el olor a café que sale de la cocina, con la bulla de tus niños saliendo al colegio, pero más importante que eso: que viene primero que las cosas que nos abruman, que nuestros miedos e inseguridades, viene primero que todo eso que hace que el inicio del día sea tedioso.

La anunciamos, no solo para otros sino para nosotros mismos... por eso es bueno alabarle, porque su constante amor sobre nosotros es más constante y seguro que todo lo demás.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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