BIENVENIDOS A HIPPIELAND (01)
"Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres"
Jesús de Nazareth
No sé que locuras tengo en la cabeza últimamente. La cosa es que lucho con ser un buen cristiano, como la mayoría de ustedes, supongo. Pienso cosas que creo no puedo compartir con todo el mundo pues pensarán que soy comunista... o loco, o algo por el estilo. Y aunque la guerra fría ya ha terminado no son pensamientos muy populares.
Hace unos días, caminaba con mi novia por las calles rumbo a algún lugar para hablar y comer, cuando a ella se le ocurrió que compráramos una pizza, un refresco y nos sentemos en un parque a hablar de algunas cosas. Yo soy un poco más convencional: restaurantes y eso, comer dentro de un parque nunca lo había hecho, por lo menos no como una cita con mi novia. Así que lo hicimos. Hay cosas que nunca había compartido con ella, por el mismo miedo que no la comparto con algunas personas, está mal... creo. Así que aproveché y empecé a hablar de todas las cosas que estaban rodando en mi caparazón superior durante las últimas horas.
Le dije como me sentía, y me miraba raro, como si tuviese una enfermedad contagiosa que fuese a contaminar toda la humanidad y de forma peligrosa todavía no existía la cura. Ya no era acerca de lo que los otros no estaban haciendo, sino lo que yo no hacía, le dije que como cristiano no estaba haciendo lo que Cristo me pedía que hiciese. Que quería regalar toda mi ropa (aunque no creo que lo vaya a hacer), que me sentía que era un egoísta, que no amaba a nadie, sino que lo hacía por pura obligación... y que sí, quiero un BMW Serie 3 2006 aunque por menos dinero puedo tener un carro bonito y digno. Que se me hacía difícil vivir el día a día como dice la Palabra, aunque estaba loco por vivirlo, y que me afanaba por cosas que no debía afanarme. Que quería una casa grande y que no tenía la más mínima intención de traer a los niños de la calle a comer en mi hermoso comedor de madera de calidad centenaria, junto con muchas cosas más.
No es que sienta depresión o me sienta mal por todas esas cosas, sino que habían estado dando vueltas en mi cabeza últimamente por horas.
Aunque ella me miraba raro, en cierto sentido me comprendía, creo que me miraba raro más porque le hablaba de todas estas cosas y lo mal que me sentía en vez de decir “te amo” y contarle cosas que ella ya sabe como que me gusta mucho, que estoy enamorado de ella y que me encanta, luego cantarle una canción de amor y cerrar con una oración en la que le pida a Dios que se lleve todas las nubes para luego decirle a ella: "que linda esta la luna amor... ¿te gusta? porque tu belleza la empaña..." y todas esas cosas que uno dice cuando está enamorado pero que les dan risa si otra persona delante de nosotros le dice a su enamorada.
Se que estarás pensando que estas cosas que siento no están nada mal, que tengo derecho a tener mi armario lleno de ropa, mi bolsillo lleno de dinero y a tener todo lo que me de mi gana, si lo trabajo claro. Pero ¿por qué?
En una ocasión en la que Jesús estaba enseñando un hombre rico se le acercó, supuestamente quería saber que cosas debía hacer para tener vida eterna aunque aparentemente lo había hecho todo, por lo menos fue lo que respondió cuando Jesús le dijo cuales eran.
"Te falta una cosa más- le dijo Jesús- vende lo que tienes y dáselo a los pobres."
¡Qué dolor! ¿Por qué? Porque nuestras posesiones, lo que tenemos, lo que hacemos, nuestras metas, lo que queremos lograr, muchas veces son las que se oponen a que tengamos una excelente relación con Dios.
(continuará… ejejejejeje! Volví a lo mismo)
1 comentario:
Me gustó, escribí una entrada en el blog citandote.
Hermano, enviame un correo a jaaziel[ya sabes arroba]gmail.com , quisiera tener tu correo email.
Bendiciones.
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