MIDIENDO RESULTADOS
En Santo Domingo, ya se empieza a sentir el calor. Los que vivimos aquí ya sabemos lo insoportable que puede ser, llega un punto donde los abanicos no sólo soplan aire sino fuego, y donde cada vez que pasas frente al mar te llama a lanzarte en sus increíbles aguas con todo y carro. Esto a ver si se alivia el calor.
Junto con el calor, los temas de todos los días: reelección, las cosas de la calle, que se va la luz (para los extranjeros: este país tiene apagones de varias horas diarias, si… en pleno Siglo 21), los robos, y uno que otro periódico que cuando no hay sensacionalismo lanza lo que sea de titular: “ES PROBABLE QUE SE CELEBRE EL FESTIVAL PRESIDENTE” (este es un pueblo tan informado, lo sabe todo y tanto, que en las portadas de nuestros periódicos lo que mejor puede salir es que una marca de cerveza hará un festival musical… ¿?). En todo eso, disfruto mi café y del día seminublado, y pienso: ¿cómo en la iglesia medimos los resultados?
¡Ah! Este pensamiento no vino así por así, si fuese así sería un paranoico más del síndrome ministerial. Uno de mis amigos, a quien llamaré… no se… Sin Nombre A, y quien es pastor de jóvenes, estuvo hablando conmigo sobre otro amigo, que también es pastor de jóvenes y a quien no le pondremos nombre (tampoco). En su iglesia, la de los dos amigos sin nombre, cambiaron el horario del servicio de adoración semanal al amigo sin nombre B, quien es pastor de jóvenes de 16-20 años. Este tenía los servicios los domingos en la mañana, pero por asuntos de espacio del culto principal de la iglesia, lo movieron para los domingos en la noche. A consecuencia de esto la asistencia está (en menos de dos meses) muy por debajo de la mitad. Así que, la junta de ancianos le dio unas cuantas semanas para mejorar la situación pues sino tendrán que despedirlo, así que él se ve en la obligación de buscar otro trabajo. Pues no será útil si los números siguen bajando. Asi que ya ven, sumen el último párrafo leído al primero y será igual a Fausto+Café=PensandoCómoMedimosLosResultadosEnLaIglesia.
Esta es una muy buena pregunta: lo medimos por números o no es medible o sólo podemos obtener un aproximado porque es algo así como abstracto. Obviamente tenemos resultados, pero, ¿vale la pena medirlos? O, ¿es otro síntoma de ministerios ¿FocusEnEgo”? Me gustaría leer sus opiniones y luego seguir conversando acerca de esto…
¿Quién va primero?
4 comentarios:
Voy...
Yo estoy en contra de las estrategias ministeriales en base a estadísticas. Sé que en esto me coloco un poco en contraste a nuestro amigo Schwarz; sin embargo, simplemente no veo que eso sea lo correcto... de hecho, suele ser falaz, porque se basa en el empiricismo.
Es decir, esta gente confía tanto en sus sentidos, por los cuales creen que reciben verdades absolutas sobre el fruto de la obra, que están dispuestos a sacrificar aquello que no pueden ver.
Yo propondría un proceder ministerial en base a dos cosas: visión y compromiso.
Ningún ministerio debe empezar sin tener claro cuál es su visión, inclyendo el rango de tiempo en que procederán, y las personas específicas involucradas.
Luego de eso, es necesario que todas las partes cumplan con su compromiso de cumplir la visión acordada, esto sin importar los "resultados" que se puedan percibir. En este caso, el que nuestro sí sea sí es más importante.
No estoy en desacuerdo con ajustar la visión, pero aún esto debería estar planteado en la visión. Es decir, algo así como "cada año nos reuniremos a discutir si hay que alterar o modificar la visión". Si el acuerdo es un año, no se deberá hacerlo luego de 3 meses, pues eso sería señal de crisis.
También, cualquier alteración se debería hacer tomando la visión original como base, no reinventándola cada vez que se quiera. De nuevo, eso sería caer en el reaccionisimo y en la crisis.
Blezzd,
A&R
Actualmente vivimos en una sociedad occidental "cristiana" capitalista y pragmatica. Los resultados se miden en números. Mayor resultado en menos tiempo es lo que buscamos. hay estadísticas de todo, en Argentina la televisión mide su rating minuto a minuto. y programa de tv que no tiene rating, no vende y se va a la semana.
Eclesialmente nos movemos con este mismo paradig, tenemos incorporada esta cosmovisión. El pastor exitoso es el que tiene una megaiglesia, No es lo mismo tener una iglesia de 50 que una de 1000. Pero no medimos un montón de otros factores que hacen a que la iglesia sea exitosa o no.
podemos tener mil y no haber evangelizado ninguno, podemos tener 20, que crecen desde cero, como podemostener 100, que rinden todo a Dios o 20 que son unos zanganos. Creo que los numeros, son importantes, si. son gente, pero no son lo más importante, ni son la forma de medir el exito de una iglesia o ministerio, hay mil varianbles mas para medir, y muchas son de mayor importancia que esta.
Bueno, me puse como loco escribiendo, dejo un abrazo. Y venite pa´ Argentina que acá está haciéndo muuucho frio
Fausto,
(escuché un güiro y entré :)
Leyendo tu post me recordé -y reí un montón- de la tapa del periódico más vendido de Puerto Rico el día que me mudé a la isla: "Hoyo en la carretera". Una fotografía enorme dejaba ver un hoyo del tamaño de una pelota de fútbol en una carretera solitaria...
Por aquí es muy usual leer estos títulos en portada: "Faltan tres días para nueva ley..." o "En 48 horas nuevo impuesto"... en fin...
Conozco una denominación evangélica en Argentina (numerosa en cantidad de templos, pero escasa en membresía) cuyos líderes se han propuesto "sembrar" una megaiglesia en Buenos Aires "porque otros la tienen, entonces nosotros también la tenemos que tener" (cito textualmente lo que oí, varias veces).
Creo que esta cosa (no se como llamarla)"masificadora" del evangelicalismo que se está dando en Latinoamérica atenta contra la iglesia. En especial, y en referencia a tu post, porque impone una presión insalubre de resultados en corto tiempo para los líderes.
Se buscan personas que tengan un programa, cierto carisma, y que "funcionen". La pulseada la gana el que "arrastra" más gente.
Confieso que me incomoda muchísimo la manera tan actual de definir a la iglesia como "una empresa administrable" (como me dijo un altísimo jerarca hace poco tiempo y muy suelto de cuerpo). "Templos McDonald's", hacia eso vamos.
Vuelvo a leer tu post y pienso:
1. Y... quizá la junta le está haciendo un favor al amigo de tu amigo. Primero un cambio de horarios, luego una advertencia; es como una manera de decirle: vete! Es una opción a considerar. Más vale sacudir sandalias a tiempo que hacerlo tarde y desilusionado.
2. Los otros días saqué cuentas y... me quedé helado: hace 25 años que estoy en el ministerio! Doy una mirada al presente, a mi persona, y veo tantas cosas que desearía fueran diferentes... pero no me desanimo, voy en proceso. Quiero decir con esto, no podría -no soportaría- estar en una congregación "fast-food". Creo que no encontraría ningún 'pana' en la junta de la iglesia del amigo de tu amigo.
Seguimos luego, ya se me hizo tarde...
Un abrazo!
Hey!! Buenos aportes, vamos a ver quien más aporta pa luego postear una opinión generalizada...
Dios les bendiga...
Fausto
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