viernes, agosto 17, 2007

ESTE ES OTRO POST...

Es increíble la cantidad de cosas que hacemos sin el sentido propio que debe caracterizarlas. Para el tiempo en que muchos cristianos somos “maduros” la vida cristiana es más costumbre que otra cosa. Hacemos ministerio pero no es seguro que tengamos a Dios en mente, oramos, y hasta nos retiramos para estar “cerca de Dios”, pero ¿con qué fin?

Esto es una crítica a mi mismo, pues no puedo emitir juicios más allá de lo que a mi mismo me compete. ¿Por qué paso mucho tiempo orando? ¿para impresionar a Dios o a mi mismo? ¿o simplemente porque necesito, deseo, me muero por estar cerca de Dios? Si es así (pregunta 2), la oración es más que un momento en el día, si la respuesta es que sí a la última pregunta, todo el día sería orar sin cesar. Así que, hay que tener mucho cuidado de que nuestra vida cristiana se transforme en rutina o que ya lo sea, o que sea un conjunto de prácticas que debemos realizar en orden de ponernos a cuenta con Dios. Todo lo que hacemos debe de salir en amor, porque se nos ha otorgado gracia, no debemos nada, por ende ya estamos reconciliados con Dios, y estando reconciliados con El no hay otra cosa que anhelemos más que vivir en comunidad con El.

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