SINCERAMENTE, ¿QUE LES DECIMOS?

Mientras veíamos un reportaje sobre la vida de C.S. Lewis con un grupo de muchachos de El Círculo, uno de ellos notó que en algunas de sus fotos, Lewis sostenía una pipa, y no sólo eso: una de sus citas decía que la mejor manera de discutir teología era con sus amigos, entre pipas (de tabaco) y whisky…. Bueno, no hay que ser un tipo muy inteligente para que sepan la pregunta que sigue: “¿Entonces C.S. Lewis fumaba y era cristiano? ¿un fumador escribió Mere Christianity? ¿alguien que fuma puede ser cristiano?”

(silencio)
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No voy a entrar en la conversación que sostuvimos ese día, pero si vamos a eso hay un montón de contradicciones respecto a cosas que enseñamos si las comparamos con muchos de nuestros héroes de la fe:

Recuerdo la experiencia que tuvo hace más de 20 años un escritor cristiano, que en ese tiempo se ganaba la vida como fotógrafo, cuando fue invitado a tomar una foto que iba a ser usada para la portada de un libro de Charles Colson. ¡Gran sorpresa! Nuestro gran querido Charles (su libro “Y AHORA, ¿COMO VIVIREMOS?” es uno de mis favoritos) también es dado al tabaco.

Para nosotros los evangélicos, la idolatría es un pecado fatal y condenamos o ponemos en duda la relación profunda con Dios de alguien que practique la idolatría, pero ¿quién no usa la Madre Teresa de Calcuta como un ejemplo de fe tremenda, misericordia y vida cristiana? Al mismo tiempo, la Madre Teresa como fiel Católica al fin, también practicó cosas que consideramos… dudosas…
¿cómo explicamos esa contradicción?

Para que vean que no es nada en contra de los católicos (me encanta Nouwen y Thomas Merton): Pocos saben por qué los servicios cristianos son celebrados regularmente a las 9 o 10 de la mañana, antes de la Reforma esto no era así, las misas se celebraban fielmente a las 6 o a las 7 de la mañana, como todavía pasa, por lo menos en mi país. ¿Qué pasó? Nuestro querido Martín Lutero tenía un problema: la bebida, así que casi siempre los domingos tenía un ligero problema para levantarse, por esa razón movió los servicios de las 6 a.m. a las 9:00 a.m., para que le diera un tiempecito para lucir un poco sobrio.

No quiero seguir con ejemplos porque hasta me estoy sintiendo mal, pues mi intención no es juzgar sino llevarnos a pensar, pero la lista seguiría con gente que queremos y admiramos, grandes predicadores y personas que solo encontrarás en las biografías de grandes cristianos, que tenían luchas o simplemente practicaban libremente cosas que hoy censuramos. Como la de dos famosos evangelistas del siglo pasado que tuvieron una discusión porque uno era dado al tabaco y el otro al whisky.

Muchos de nosotros lo pasamos por alto porque es Colson o Lewis o Doña Teresita, mientras nuestros dedos no paran de señalar a quienes son nuestros hermanos (pero que no escriben libros y no cuidan leprosos) que tienen esas mismas… “¿debilidades?” (en interrogación y entre comillas porque a decir verdad, ninguno de ellos las veía como debilidad si no que se sienten o sentían libres para hacerlo). O haces como hice yo cuando el pastor que tenía años atrás, me contó de su visita a la casa de Lewis y de lo sorprendido de su pipa y su tabaco: lo puse en algún lugar donde no tenía ni siquiera que hacer preguntas al respecto.

El punto es: ¿cómo le explicas a cualquier muchacho o muchacha con problemas de adicción al cigarrillo o al alcohol que la forma favorita de Lewis (cuyos escritos han cambiado miles de vida y cuyas citas están en casi el 80% de los libros cristianos publicados en los últimos 20 años) era estudiar la Biblia precisamente con estos dos componentes incluidos?

Solo quiero ponerlos a pensar, a la verdad no tengo problemas con explicarles de que estamos hechos…

Nota: no tengo ni he tenido ningún problema siendo bendecido por libros de fumadores como Lewis o Colson... ¡Gracias! ¡Totales!