lunes, octubre 12, 2009

MOISES

Ya la "vida" había perdido sentido. De vez en cuando su mente viajaba en el tiempo, al pasado, donde los sueños eran otros y donde las metas estaban claras. "Es mejor tratar con ovejas que con gente...", se decía continuamente; después de todo, era eso lo que hacía todo el día, cuidar ovejas. ¿Y después? Llegar a casa, besar a la esposa, jugar con los hijos.

A veces despertaba en la noche y pensaba nuevamente: "¿Qué hubiese pasado sino...?" "¿Dónde estuviese ahora si todavía viviese en Egipto?" "Mis hijos, ¿fueran iguales?" Luego miraba a su esposa y se sentía culpable, quizás sus pensamientos lo engañaban, ¿es qué no disfrutaba su vida? ¿es que no amaba a su esposa y a su familia? Pero "40 años no es nada" cantaba como en tango, y en la mañana, otra vez, besar a la esposa y llevar las ovejas.

Todo cambio, cuando descubrió que el lugar que pisaba era santo.

3 comentarios:

Rafael (PezMundial) dijo...

Excelente! Perfecto cuento corto. Un gusto leerte.

Yo soy Escribidor dijo...

Después de pasar por esos 'suelos santos', aunque queramos ya no podemos volver y ver las ovejas, actuando como si nada existiera. Por días quisiera pero a veces escucho esa voz que me dice: ¡Te he llamado!
Buena microficción.

Fausto Liriano dijo...

A ambos: Gracias!! Fue algo que escribí así de repente... Bendiciones!!!