sábado, agosto 15, 2009

¿QUE ME OLVIDE DEL RESTO? (Y SIGO...)

Para nosotros es muy difícil olvidarnos del resto porque necesitamos sentir que estamos avanzando, que no estamos inmóviles y que estamos echando pa' lante (por eso nos comparamos tanto). Hacer lo que dice Kierkegaard sería para muchos una señal de que queremos ser enanos espirituales (si eso existe) y no avanzar. Pero, ¿no es una señal de parálisis tener tantos años de discípulo de Cristo y todavía estar preguntando qué-hago y qué-no-hago?

Entonces al olvidarme del resto, debo tener en cuenta cuáles son mis motivaciones al hacer o no hacer lo que puedo considerar la voluntad de Dios, que puede ser confundido con mi voluntad. Analizándome profundamente he descubierto ciertas manías:
1- Cuando me siento mal por haber pecado, descubrí que la mayor parte del tiempo temía más por las consecuencias que eso me traería a MI que porque le fallé a Dios.
2- Cuando me envolvía en actividades ministeriales las hacía más por que es lo que se supone debía hacer y seguido por mis propias metas en vez de tratar de escuchar a Dios y dejarme guiar por El. Encontré que muchas veces dejarme guiar por El era más dejarme guiar por lo que me gustaba y por lo que quería y por lo que me hacía sentir cómodo, y que cuando no era su voluntad era cuando las cosas no salían "bien" que traducido es: como yo las esperaba... sí... yo.

Revisar continuamente qué tengo en mi corazón y mente no es una tarea fácil pero hay que darle, sin piedad.

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