martes, octubre 04, 2005

CULPABLE (01)

Encuentros sinceros del tercer tipo...

"Mi primer encuentro con la culpa fue hace muchos años..." - le dije al psiquiatra. No sabía si me escuchaba con atención porque miraba al techo, me da vergüenza decir cosas tan personales como las que decía y mirar a esa persona a los ojos al mismo tiempo.
"¿Me podría contar la historia completa?"- dice el psiquiatra.
Me da como vergüenza decirle, pero pienso que es la única forma de deshacerme de la ansiedad. Aunque pienso en sugerirle que antes de entrar en temas tan personales debería hacerse mi amigo, ¡qué se yo! Invitarme un helado o algo. Pero este tiguere cobra bastante caro por hora y como que pagarle una hora pa que me brinde un helado tá jodón. Así que decido contarle:
"La primera vez que recuerdo sentirme culpable tenía algunos 3 o 4 años, me hice pupú (defeque, hice caca) en los pantalones en la escuela y me sentí tan mal que me escondí durante dos horas... pienso que temía ser castigado"

A ustedes les parecerá una historia muy cómica pero me sentí sumamente mal en ese momento, no sabía que hacer, pero a mi corta edad no había mucha solución.
La culpa está ahí y nuestros encuentros con ellas datan del tiempo en que empezamos a tener memoria.
¿Por qué nos sentimos culpables?
¿Será porque tenemos la ligera sensación de que hicimos algo mal?
¿Por qué nos escondemos cuando nos sentimos culpables?
¿Será porque tenemos miedo a ser castigados?
El temor a ser castigado es un arma que nuestras tías, tíos y demás familiares han aprendido a usar para hacernos cambiar actitudes que no son correctas en nuestras vidas.
Recuerdo que a la edad de 5 años todavía me orinaba en la cama. Recuerdo que a la edad de 6 años todavía me orinaba en la cama. Recuerdo que a la edad de 6 años y medio me orinaba en la cama. Hasta que mi querida tía Fior me dijo que si me seguía orinando en la cama iba a contarle a todos mis compañeros del colegio lo que me pasaba. ¡Magia! Esa misma noche deje de orinarme en la cama ¡para siempre!
¿Por qué los niños dejan de hacer las cosas mal? ¿porque entienden que están mal o porque el cuco les puede asustar?
Desde pequeños nos acostumbraron a que el reino de terror se apoderara de nuestras vidas, y nos enseñaron a vivir con miedo... ese miedo se traduce a culpa.

Cuando acepte al Señor me sentía normal, pero conforme fui adentrándome en ser cristiano empecé a sentirme libre, diferente. Meses después empecé a sentirme mal porque las cosas no andaban bien con mi vida espiritual, porque no podía cumplir con los altos estándares de la vida cristiana, porque no podía ser como el hermano Luis, o porque no podía orar tanto como la hermana Loida. Así que mi vida paso de ser un cristiano feliz, a ser un total infeliz viviendo en ansiedad y sintiéndose culpable por cada miserable minuto que estaba viviendo.
No podía estar tranquilo, de hecho no sabía de que libertad en el Señor se me estaba hablando si me sentía totalmente preso de este jodido sentimiento. Antes no estaba así, antes era un chamaquito feliz jugando atari y que iba al colegio, ahora era uno más, un cristiano de esos amargados.
Todo se había vuelto complejo y mis oraciones eran más pidiendo perdón que alabando a Dios. Muchas veces deje de orar por otras cosas porque no me sentía digno, me sentía culpable.
Me volví adicto a los mensajes sobre la imperfección de los discípulos o de los personajes bíblicos, en ellos encontraba perfecto refugio, pero volvía y caía en lo mismo otra vez...

Y mi pregunta es: ¿Qué es peor: el pecado o la culpa?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que interesante este artículo. Me identifíco mucho con el tema de la culpa, pues me ha tocado vivir situaciones en las que la consciencia me remuerde y remuerde, causando falta de apetito en mí, algo que es practicamente IMPOSIBLE de creer. :)

Respecto a lo de qué es peor, si la culpa o el pecado, pienso que es un poco dificil definirlo, aunque estoy convencida de que la culpa es fruto de nuestro pecado, del cual a consecuencia de nuestra naturaleza pecadora, lamentablemente no nos podemos deshacer, más si nos arrepentimos de corazón, la culpa no nos invadirá más porque a esto fue que vino Cristo, para que seamos libres.

Massiel