jueves, octubre 06, 2005

JOBIALMENTE... (¡Si! es con V...)

En mis lecturas diarias de la Biblia estoy leyendo el libro de Job, una poética historia de fidelidad a Dios, prosperidad y sufrimiento constante. No se que ojos tenía cuando leí el libro de Job el año pasado, ¡pero wow! Muy pocas veces he leído u oído palabras tan fuertes, palabras que deseen el aniquilamiento propio reflejadas con tanto dolor y tanta ira como lo hace Job:
“¡Cómo quisiera que mi angustia se pesara
y se pusiera en la balanza, junto con mi desgracia!
¡De seguro pesarían más que la arena de los mares!
»¡Ah, si Dios me concediera lo que pido!
¡Si Dios me otorgara lo que anhelo!
¡Ah, si Dios se decidiera a destrozarme por completo,
a descargar su mano sobre mí, y aniquilarme!
Aun así me quedaría este consuelo,
esta alegría en medio de mi implacable dolor:
¡el no haber negado las palabras del Dios *Santo!”

Son palabras de dolor, sinceras, que salen de lo más profundo de un alma y un cuerpo en intenso dolor y pena. Mi querido amigo Job…

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