miércoles, junio 17, 2009

DEL DESIERTO

Hace unos días mientras pensaba cualquier cosa y veía decenas de personas que corrían al altar por oración tras una jornada de cansancio ministerial escribí esto:
A veces somos llamados al "ministerio" pero arrancamos sin pasar por nuestros respectivos 40 días en el desierto. Gozosos, arrancamos a hacer lo que Dios nos mandó a hacer, después de todo: no queremos enterrar el talento, ¿o si?

Hay solo un problema con todo esto: Esos 40 días los vivimos al mismo tiempo que aprendemos a servir, resultando en una experiencia frustrante y dolorosa. Es en medio de querer atender las demandas de la gente a las que ministramos, junto con la prueba de la tentación a nuestra identidad, que algunos queremos tirar la toalla, pero como "el ministerio se destruye si no estamos ahí" (¡Ja!) terminamos optando por seguir, a ver si de alguna forma somos transformados en el proceso. La ecuación da igual a: nuestra propia destrucción, y mientras morimos emocionalmente o espiritualmente o de un ataque al corazón, nos damos cuenta que Dios se hace cargo de su iglesia y que somos colaboradores, que la única cosa que se perdió fue nuestra pasión, nuestra vida.

Tómate una pausa, vive tu desierto... o tu pentecostés. Luego, ve contento a hacer lo que tienes que hacer.

Dios te bendiga.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias...

Muchos saludos.

Fausto Liriano dijo...

Brisa: de nada!
Un abrazo.

Zarache dijo...

En mi iglesia tenemos algo llamado escalera del exito que funcionaba basicamente bajo la vision conocida como G12. Me paso que el escalon que seguia era el tener una celula y mi lider casi que me presiono para hacerlo, vino entonces el desierto y todo se vino abajo...yo continuo en la iglesia y tengo ganas de intentarlo nuevamente...lo triste es que al mirar a mi alrrededor pocos miembros de la celula que llegue a liderar siguen a Jesus en la actualidad...

Muy buena entrada. Muy buen blog seguire leyendote...

Fausto Liriano dijo...

Laura Z: ¡Gracias!