DEL DESIERTO
Hace unos días mientras pensaba cualquier cosa y veía decenas de personas que corrían al altar por oración tras una jornada de cansancio ministerial escribí esto:
A veces somos llamados al "ministerio" pero arrancamos sin pasar por nuestros respectivos 40 días en el desierto. Gozosos, arrancamos a hacer lo que Dios nos mandó a hacer, después de todo: no queremos enterrar el talento, ¿o si?
Hay solo un problema con todo esto: Esos 40 días los vivimos al mismo tiempo que aprendemos a servir, resultando en una experiencia frustrante y dolorosa. Es en medio de querer atender las demandas de la gente a las que ministramos, junto con la prueba de la tentación a nuestra identidad, que algunos queremos tirar la toalla, pero como "el ministerio se destruye si no estamos ahí" (¡Ja!) terminamos optando por seguir, a ver si de alguna forma somos transformados en el proceso. La ecuación da igual a: nuestra propia destrucción, y mientras morimos emocionalmente o espiritualmente o de un ataque al corazón, nos damos cuenta que Dios se hace cargo de su iglesia y que somos colaboradores, que la única cosa que se perdió fue nuestra pasión, nuestra vida.
Tómate una pausa, vive tu desierto... o tu pentecostés. Luego, ve contento a hacer lo que tienes que hacer.
Dios te bendiga.
4 comentarios:
Gracias...
Muchos saludos.
Brisa: de nada!
Un abrazo.
En mi iglesia tenemos algo llamado escalera del exito que funcionaba basicamente bajo la vision conocida como G12. Me paso que el escalon que seguia era el tener una celula y mi lider casi que me presiono para hacerlo, vino entonces el desierto y todo se vino abajo...yo continuo en la iglesia y tengo ganas de intentarlo nuevamente...lo triste es que al mirar a mi alrrededor pocos miembros de la celula que llegue a liderar siguen a Jesus en la actualidad...
Muy buena entrada. Muy buen blog seguire leyendote...
Laura Z: ¡Gracias!
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