lunes, enero 24, 2022

¿Y Quién Es Este... Dios? (DevosEnOriginales 15)

וַיֹּ֣אמֶר פַּרְעֹ֔ה מִ֤י יְהוָה֙ אֲשֶׁ֣ר
אֶשְׁמַ֣ע בְּקֹל֔וֹ לְשַׁלַּ֖ח אֶת־יִשְׂרָאֵ֑ל
 לֹ֤א יָדַ֙עְתִּי֙ אֶת־יְהוָ֔ה וְגַ֥ם
אֶת־יִשְׂרָאֵ֖ל לֹ֥א אֲשַׁלֵּֽחַ׃
Éxodo 5:2

Cuando leí este versículo, pensé: “¿Y dónde estaba que no me di cuenta que… lo leí?” ¡Oh, sí! A veces uno lee la Biblia mecánicamente para cumplir con la cuota y, en otras ocasiones, es más bien el hecho de que situaciones específicas de la vida, interacciones con personas alrededor del tiempo que lees ciertos pasajes, conversaciones significativas, te hacen “ver” versículos que “no habías visto antes”.

La arrogancia del Faraón es importante,  מִי יְהוָה (¿quién [es] Yahveh?), y es la misma arrogancia que lo va a llevar al fracaso y a la destrucción. Pero, lo que más me sorprendió de leer el versículo fue que… he escuchado eso antes. Más de una vez he escuchado de gente con quien he conversado este  מִי יְהוָה, que me lo dicen no solo para hacerme entender que les importa un comino quién sea o no sea Dios, también lo dicen para que me sienta mal, y en cierto modo me siento mal… por ellos, aunque no creas en algo o alguien debe abordarse de manera humilde y respetuosa, especialmente en el mundo en que vivimos donde hay una supuesta tolerancia.

 מִי יְהוָה 
Esta es la respuesta:

אֱלֹהֵ֨י עוֹלָ֤ם׀ יְהוָה֙ בּוֹרֵא֙ קְצ֣וֹת הָאָ֔רֶץ לֹ֥א יִיעַ֖ף וְלֹ֣א יִיגָ֑ע אֵ֥ין חֵ֖קֶר לִתְבוּנָתֽוֹ׃
נֹתֵ֥ן לַיָּעֵ֖ף כֹּ֑חַ וּלְאֵ֥ין אוֹנִ֖ים עָצְמָ֥ה יַרְבֶּֽה׃
וְיִֽעֲפ֥וּ נְעָרִ֖ים וְיִגָ֑עוּ וּבַחוּרִ֖ים כָּשׁ֥וֹל יִכָּשֵֽׁלוּ׃
(Isaías 40:28-30)

El fin de un camino repleto de arrogancia es la humillación, es la cabeza gacha, es pérdida. Que nuestra humildad nos presente, y que vaya frente a nosotros todo el tiempo.


2 comentarios:

ojo humano dijo...

La Palabra de Dios es insondable.
Vale la pena profundizar en ella antes que leer las noticias del día.
Gracias por mostrarnos esos detalles.
Buena semana.

Fausto Liriano dijo...

Victoria: Así es... me da pena que muchos tienen miedo de ir profundo porque sienten que no podrán respirar, cuando el Espíritu puede ayudarnos a conocer lo que no es tan evidente en ella.