lunes, septiembre 12, 2005

EL ORGAN BAR™ (01)


"BUSCANDO UN NOMBRE ATRACTIVO PARA LA IGLESIA..."


La iglesia no es el lugar preferido de mucha gente. De hecho algunos sólo la visitan en casos de "emergencia rompa el vidrio y hale la palanca": funerales, memoriales de algún familiar, bodas, presentaciones de niños, bautizos, y cuando lo tienen harto de invitarle y se le agotaron las opciones del libro de "CIEN EXCUSAS PARA EL EXITO DE UN AVENTURERO DE LA VIDA".

Algunas personas llegan a la iglesia porque le hacen alguna promesa a Dios, otros porque Dios le ha contestado alguna petición y se sienten agradecidos, otros porque no les queda de otra, otros porque encuentran en Dios la increíble paz en medio del sufrimiento. Yo, de una forma diferente.
Diría que siempre he temido de Dios, aunque durante muchos años en mi vida no supe que significaba eso, pero nada que ver con iglesias, mi relación con Dios era esporádica e inexplicable, pero en mi concepto la tenía. Católicos, evangélicos, mormones (menos los Testigos de Jehová) pesaban lo mismo en mi balanza, así que hacía un equilibrio entre todos para que mi popularidad no fuese afectada (aaaaaaaa ja ja!)). Los evangélicos eran quienes me llamaban menos la atención porque hacían mucha bulla, eran raros y hablaban mucho del infierno, lo cual para mi era aterrador, ¿por qué hablar tanto de un lugar tan feo? Veía como les emocionaba hablar del infierno y lo describían como si hubiesen vivido allá y Dios mismo los hubiese sacado hace algunos meses. La tía Amarilis era diferente, reunía todos los niños del barrio y nos enseñaba algunas cosas sobre Dios, que paciencia, que paciencia. Me enseñó los primeros coritos, me habló de Noe, David, Sansón, esos superheroes bíblicos que durante muchos años sustituyeron en mi mente a Spiderman, Batman y Aquaman que solía ser mi favorito. Así que era muy cristiano, Superman era Sansón, Moisés era Aquaman (tenía control total sobre las aguas) y David era Batman.
Conforme vas creciendo Dios está en todas partes y a veces en ninguna, con eso me refiero a que de pronto muchas cosas van ocupando tu mente mientras los conceptos de Dios se van haciendo menos entendibles y más complejos, pues conforme empiezas a tener accidentes emocionales en los que pierdes la inocencia, las preguntas empiezan a surgir y de repente te empiezas a interesar porque todo tenga una explicación. Es ahí donde la iglesia empieza a tener menos significado porque la perdida de inocencia te ayuda a llegar a ciertas conclusiones por ti mismo, y generalmente sacas de tu vida las cosas que no te gustan... ¡Perdón! que no tienen sentido.
La iglesia pasa a ser una de esas...
(continuará)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno el post, pero no permitiré ese tipo de comentarios sobre los funerales, creo que es de las pocas actividades que nos quedan donde de verdad parecemos una iglesia. Mucha gente socializando, personas compartiendo alimentos (Café, galletas) manifestaciones afectivas y compañerismo al 100%. A todo esto debemos agregar las tandas de dominó y los múltiples cuentos que nunca faltan. Larga vida a los funerales.