jueves, septiembre 08, 2005

No te va a doler (03)


Mientras escribo este párrafo, regreso de un funeral. Y esperando en fila para saludar a una amiga que había tenido una perdida de alguien muy querido, aparentemente alguien le dijo "yo sé por lo que estás pasando" a lo que mi amiga respondió: "¡no! tú no sabes..." ¡Ups!
Discutía estas cosas del sufrimiento con un amigo, y nos preguntábamos todo eso sobre el dolor. Le decía que ultimamente había estado fascinado con la increible capacidad que tienen los niños de crear mundos imaginarios. ¡Los he observado! Viven entre esta realidad que ellos conocen sólo en parte y en su mundo, propio, a su antojo, hecho a la medida.
Y me obsesioné.
¿No sería cool? Tener tu mundo imaginario, privado, creado a tu medida, hasta podrías llamar a tu mundo imaginario "real" y a tu mundo real "imaginario". Trabajas y comes en tu mundo real y cuando terminas pasas al imaginario, donde llegas a tu casa de playa, al lugar donde siempre te sientas a observar el mar, tienes por mascota a un tiburón amigable que defiende al universo de los ataques del chupacabra y te saluda mientras tu mayordomo anuncia la llegada de tus viejos amigos Brad Pitt y Robert De Niro, quienes acaban de asociarse para hacer una nueva productora de cine y les encantaría hablar contigo acerca de una película que quieren hacer sobre delfines que defienden a los surfistas de los tiburones, pero no tienes tiempo para atenderlos porque tienes que llevar en tu nuevo Ferrari a tu esposa Natalia Oreiro, quien de hecho se convirtió el año pasado en una campaña de Carlos Anacondia, y hoy le toca asistir a su estudio bíblico de los jueves en la casa de una de sus amigas. Probablemente algunos a esta altura de juego todavía tienen su mundo imaginario, otros lo han suprimido por temor a los hombres altos de bata blanca.

La vida es... fascinante. Pero también es difícil. Ojalá todos pudiésemos vivir con nuestro mundo imaginario sin tener que despertar al día siguiente en un cuarto blanco con una camisa de mangas largas y con candados.
La vida también es real, y cuando estás en profundo sufrimiento tienes dos opciones: continuar enojado con Dios y seguir el camino de la desesperación en que vives y la otra es dejar que Dios sea Dios y decirle que aunque no conoces el significado de todo esto aceptas el hecho de que El está en control de todo y dejar todo en sus manos.

A algunas personas el sufrimiento los aparta de Dios a otros los lleva a la iglesia, aunque a mi me llevó a la iglesia algo diferente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en realidad, no nos gusta sufrir y cuando sufrimos no sabemos hacerlo tampoco, disfrutar el dolor, una frase medio antagonica o masoquista, pero lo que quiero decir es que el dolor es un proceso, y es natural, necesario, nos recuerda lo vulnerables que somos, lo necesitados de una mano amiga, del aliento del Creador. Nos gusta vivir al máximo, entonces eso se debe aplicar o se deberia aplicar a cada segundo de tu existencia, cuando estas en olla, o cuando estas solvente, cuando te juzgan y critican y cuando te aceptan, cuando tu padre se ha ido y lo extrañas y cuando cenas con tu familia, cuando ves las injusticias de un mundo atascado en la insensibilidad y el chisme, y cuando te das cuenta que hay gente que ama realmente, cuando te lastimas un brazo por estar kileando, o cuando alguien te grita sin razon, etccc. Hasta lo mas extremo que es la muerte de alguien o incidentes terribles. En estos dias un conocido fue hallado muerto cerca de su casa, y vaya, como que me dolió, y mucho, un joven de 25 años, cristiano, trabajador, recién casado, alguién lo mató o lo chocó no se!, pero que impotencia! pensar que su madre limpiaba sitios para que su hijo estudiara, y asi fue, hasta bueno se dió, pero ahora esta muerto! man! que duro, y a eso le sumas el pesimismo de la gente y la ansiedad por Tener, tener, tener y seguir teniendo, que solo te marea. Eso a mi me da dolor. Me gustaria que todo fuera como en las peliculas, que ves las realidades pero no te afectan, incluso te pueden tocar pero sabes que hay solución, que algo va a pasar, y que ese dolor le da sazón a la trama, y los personajes. El punto es que el dolor es una realidad inescapable, es una consecuencia de la humanidad, no de Dios, pero El es tan bueno, que usa eso anhelando acercarnos a El.