Todo el que me conoce sabe que soy un asiduo adicto a la Coca Cola, y aunque mi vicio ha mejorado despues de intensos ayunos y a base de dominio propio y fuerza de voluntad ¡lo admito! necesito un poco más para dejar mi vicio. Es que todo el burbujeo en toda tu garganta da una sensación de placer increíble. De hecho creo que el único refresco que da adicción es la Coca Cola, la bebida de los santos.
Dios... Dios... Dios es parte de mi vida, creo que es el mejor amigo que alguien pueda tener, aunque no lo entiendas. Realmente El tiene sus formas y toma un poco de tiempo acostumbrarse a como El actúa, y los que conocen mucho de El dicen que "actua por senderos misteriosos". Cuando estás por conocerlo por primera vez es como si te dejaran a las puertas de un bosque grande y oscuro, da miedo, curiosidad, sabes que hay, pero no sabes que hay, quizás por eso pocos se animan a conocerlo, porque es una experiencia linda pero aterradora.
Todos quieren personalizar a Dios. Si se pudiese lo mandaran a hacer al gusto, sabes, como esos carros BMW o las todo-terreno Rover, que escoges el color, los asientos, el tamaño de la cabina, etc. Conozco muchas personas que tomarían un préstamo del banco y pagarían lo que sea si Dios se pudiese personalizar: "¿Si, señorita? Buenas tardes, todo bien, gracias. Llamo por el comercial de televisión, ¡me pareció fantástico!. Me gustaría el grande que surfea y le gustan los deportes extremos, te concede más de tres deseos y no te prohibe nada. ¿Qué? ¿que qué preferencias musicales quiero que tenga? ¡hmm! ¿tienen envío a domicilio?"
Nunca he pensado la idea de personalizar a Dios, bueno... quizás no directamente, pero si Dios me dejara personalizarlo me encantaría que bebiera Coca Cola y nos reunieramos todas las tardes a conversar cada uno con su 20 ozs. o un litro, y tener esas conversaciones interesantes, Dios tiene mucho que decir, lo sé, El es del tipo que puedes escucharlo hablar por horas, si pudieras. Cosas sobre cómo le vino la idea de crear este mundo y por qué los árboles son verdes y no mamey (a Tuto le encantaría que los árboles fuesen mamey). Y luego de horas de conversación de primera mano mejor que el Discovery Channel, vendrían las cosas personales, Dios me conoce más allá de mi vicio de Coca Cola.
(continuará...)