Quiero poner algunas respuestas a un post que publiqué hace días sobre cómo nosotros medimos los resultados y que opinión le merecía a algunos de ustedes. Se ha hablado mucho del tema, pero se ha discutido poco, y bueno, solo unos cuantos comentaron pero sus opiniones son muuuuy buenas. Aqui está lo que algunos de ustedes escribieron:
Alexander Rodriguez:
Voy...
Yo estoy en contra de las estrategias ministeriales en base a estadísticas. Sé que en esto me coloco un poco en contraste a nuestro amigo Schwarz; sin embargo, simplemente no veo que eso sea lo correcto... de hecho, suele ser falaz, porque se basa en el empiricismo. Es decir, esta gente confía tanto en sus sentidos, por los cuales creen que reciben verdades absolutas sobre el fruto de la obra, que están dispuestos a sacrificar aquello que no pueden ver.
Yo propondría un proceder ministerial en base a dos cosas: visión y compromiso.
Ningún ministerio debe empezar sin tener claro cuál es su visión, incl4yendo el rango de tiempo en que procederán, y las personas específicas involucradas.
Luego de eso, es necesario que todas las partes cumplan con su compromiso de cumplir la visión acordada, esto sin importar los "resultados" que se puedan percibir. En este caso, el que nuestro sí sea sí es más importante.
No estoy en desacuerdo con ajustar la visión, pero aún esto debería estar planteado en la visión. Es decir, algo así como "cada año nos reuniremos a discutir si hay que alterar o modificar la visión". Si el acuerdo es un año, no se deberá hacerlo luego de 3 meses, pues eso sería señal de crisis.
También, cualquier alteración se debería hacer tomando la visión original como base, no reinventándola cada vez que se quiera. De nuevo, eso sería caer en el reaccionisimo y en la crisis.
Flavio Calvo:
Actualmente vivimos en una sociedad occidental "cristiana" capitalista y pragmatica. Los resultados se miden en números. Mayor resultado en menos tiempo es lo que buscamos. hay estadísticas de todo, en Argentina la televisión mide su rating minuto a minuto. y programa de tv que no tiene rating, no vende y se va a la semana.
Eclesialmente nos movemos con este mismo paradigma, tenemos incorporada esta cosmovisión. El pastor exitoso es el que tiene una megaiglesia, No es lo mismo tener una iglesia de 50 que una de 1000. Pero no medimos un montón de otros factores que hacen a que la iglesia sea exitosa o no.
Podemos tener mil y no haber evangelizado ninguno, podemos tener 20, que crecen desde cero, como podemos tener 100, que rinden todo a Dios o 20 que son unos zanganos. Creo que los números, son importantes, si. Son gente, pero no son lo más importante, ni son la forma de medir el éxito de una iglesia o ministerio, hay mil varianbles mas para medir, y muchas son de mayor importancia que esta.
Gabriel:
Leyendo tu post me recordé -y reí un montón- de la tapa del periódico más vendido de Puerto Rico el día que me mudé a la isla: "Hoyo en la carretera". Una fotografía enorme dejaba ver un hoyo del tamaño de una pelota de fútbol en una carretera solitaria...
Por aquí es muy usual leer estos títulos en portada: "Faltan tres días para nueva ley..." o "En 48 horas nuevo impuesto"... en fin...
Conozco una denominación evangélica en Argentina (numerosa en cantidad de templos, pero escasa en membresía) cuyos líderes se han propuesto "sembrar" una megaiglesia en Buenos Aires "porque otros la tienen, entonces nosotros también la tenemos que tener" (cito textualmente lo que oí, varias veces).
Creo que esta cosa (no se como llamarla)"masificadora" del evangelicalismo que se está dando en Latinoamérica atenta contra la iglesia. En especial, y en referencia a tu post, porque impone una presión insalubre de resultados en corto tiempo para los líderes. Se buscan personas que tengan un programa, cierto carisma, y que "funcionen". La pulseada la gana el que "arrastra" más gente.
Confieso que me incomoda muchísimo la manera tan actual de definir a la iglesia como "una empresa administrable" (como me dijo un altísimo jerarca hace poco tiempo y muy suelto de cuerpo). "Templos McDonald's", hacia eso vamos.
Vuelvo a leer tu post y pienso:
1. Y... quizá la junta le está haciendo un favor al amigo de tu amigo. Primero un cambio de horarios, luego una advertencia; es como una manera de decirle: vete! Es una opción a considerar. Más vale sacudir sandalias a tiempo que hacerlo tarde y desilusionado.
2. Los otros días saqué cuentas y... me quedé helado: hace 25 años que estoy en el ministerio! Doy una mirada al presente, a mi persona, y veo tantas cosas que desearía fueran diferentes... pero no me desanimo, voy en proceso. Quiero decir con esto, no podría -no soportaría- estar en una congregación "fast-food". Creo que no encontraría ningún 'pana' en la junta de la iglesia del amigo de tu amigo.
Y ustedes, ¿qué opinan?