MIEDO AL DIABLO...
“Hey! Me gusta como predicas pero,… siempre vienen los “peros”… veo que mencionaste mucho al diablo, y debo decirte que al diablo hay que tenerle cierto respeto porque puede hacerte daño. Así que cuando lo menciones siempre dí ‘el Señor lo reprenda’. Verás como lo mantienes alejado de ti.”
Mi tío era pastor de una iglesia Asamblea de Dios en Cleveland, Ohio, y cuando venía traía de esas historias de “envangélicos” que yo hasta entonces desconocía porque era medio nuevo en esto, de esas historias que después de algunos años todo el mundo te dice que la escucharon del mismo tipo que la vivió, algo simplemente imposible, pero le sonríes como diciendo: “me la se, pero na…”. Esta que me contó, era de un evangelista que había ido a predicar a una iglesia y que decía:
“¡¿Saben dónde tengo al diablo?! (leerse con voz de evangelista puertorriqueño) ¡Pisaoooo! ¡Bajo mis pies!” A lo que todo el mundo respondió en la congre: ¡Amen!”
Algunos días después este tipo se encuentra una rubia, en algo así como un Ferrari, y haciendo la historia corta (que quizás todos ustedes han escuchado) llegaron hasta el punto de tener relaciones sexuales, cuando la rubia cambia la voz como de Frank Sinatra en el City Hall, y le dice: “Y ahora, ¿quién tiene pisado a quién?” Esa historia fue seguida por: “Faustico (así me dicen mis tíos), eso es para que aprendas que hay que tener el diablo a cierta distancia de ti…”
Recuerdo también mi primer libro de guerra espiritual, un libro que muchos de ustedes han leído: “El Vino a Dar Libertad a los cautivos” de Rebeca Brown. Tenía sólo un año y medio siendo cristiano, 15 años de edad y muchas ansias de aprender cosas. Así que tome ese libro gordito con una cubierta para ese entonces atractiva y que, en su interior, una de las primeras páginas decía algo así (ya no tengo el libro, así que escribo solo lo que puedo recordar): “Antes de leer este libro debes saber que las verdades que aquí se encuentran hay entes espirituales que no quieren que las sepas, entonces si tienes miedo de la persecución espiritual que esto puede conllevar, cierra este libro y no lo leas, de lo contrario, cada vez que vayas a leer este libro ten un tiempo de oración.”
Siempre oraba antes de el libro, pues una de las cosas que menos quería era tener uno de esos encuentros con el diablo que tenía la hermana Rebeca, y mucho menos los efectos especiales: olor a azufre, tazas que vuelan por los aires, gente que se transformaba en vampiros, etc… Pero a diferencia de lo que pensé, estas cosas: el cuento de mi tío, el libro de Rebeca, más los cuentos de apariciones demoníacas que hacíamos en los campamentos, causaron en mi exactamente lo que quería Satanás: que le tuviese miedo. No miedo de terror, sino miedo como si el tipo fuese un amigo con el cual rompí relaciones por asuntos que no quisiese detallar, pero al que no quieres tener de enemigo, y por esa razón se trazan ciertas líneas de respeto.
Uno de los daños que algunos movimientos espiritualistas han causado a la Iglesia, es hacerle creer que sólo ciertos individuos tienen la capacidad de reprender demonios y de hacerle frente a Satanás. Quizás no te lo digan directamente, pero es lo que pasa cuando a un grupo de hermanitos lo invitas a una reunión dónde hay personas “dotadas” con la capacidad “monopólica” de poder hacer este tipo de cosas, dejando en segundo plano a las personas que “no pueden”. Los enseñan, claro, a tener las dotes de la “guerra espiritual” pero al mismo tiempo hacen castas donde hay incluso “guerreros territoriales” (gente a las que Dios le ha mandado a comandar las huestes de un territorio en específico) y por ahí sigue la lista.
Lamentablemente, y como parte de que no podemos pensar por nosotros mismos, somos arrastrados por este tipo de corrientes de moda, y dejamos en segundo plano el buscar la autoridad que nos ha dado el Señor.
El diablo usa dos cosas como sus estrategias principales: el miedo y la culpa (algunos agregarían las ocupaciones, otros agregarían que el estar sin ocupaciones, así que ambas las descarte). Cuando no puede meterte en miedo, pues te culpa, y usa las situaciones más asquerosas de tu vida para mantenerte arrastrado, hasta interpreta la Biblia en tu mente, ¡fíjate! Cuando no necesita culparte utiliza el miedo como un modo de mantenerte neutralizado. ¿no te has preguntado por qué mover tazas, muebles u otros objetos de la casa o usar simples apariciones de hombres raros y sin rostro? ¿O no has pensado el por qué usar el tiempo en simplemente mover cosas para hacerte sentir como en una película de los X-Men? Meterte en miedo.
Creo que estamos en guerra. Creo en el Reino de Dios, que se ha acercado, pero también creo en el reino de las tinieblas tratando de hacerle oposición. Y para eso no hay arma más efectiva que ser fieles a Dios, no hay mayor autoridad que poder vivir una vida que le agrada a Dios, vivir de esas cosas contra las cuales no hay ninguna ley. Miren, al tipo (Satanás) le queda poco tiempo, sus días básicamente están contados (sea cual sea tu visión escatológica del fin), así que no perderá el tiempo con una persona que esté determinada en servir, obedecer, tener fe y serle fiel a Dios. Se lee fácil, pero es que no tengo tiempo de hacerte un manual de la “guerra” sin miedo.
“Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” Santiago 4:7
“Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe…” 1 Pedro 5:8,9