APOLOGETICA 2
La pregunta es, después de leer la apologética de algunos hermanitos:
1- ¿Necesita Dios ser defendido?
2- Si la respuesta es SI, seamos concientes: ¿Defendemos a Dios o a la religión?
3- Si la respuesta es NO: ¿Significa eso que debemos quedarnos con la boca cerrada cada vez que cualquiera quiera decir lo que sea sobre Dios?
Espero que alguien se anime a responder...
7 comentarios:
Creo que Dios no necesita ser defendido. Ya esta bastante ancianito pa que alguien deba defenderlo. Ahora bien creo que el defender lo que creemos es algo que se da en forma natural en los hombres. Si queremos ser espirituales podemos hacer alusión a el celo que Pablo mecionaba. El problema, surge cuando tratando de defender lo que creemos, terminamos defendiendo lo que hacemos.
1. Dios no necesita ser defendido, ni siquiera la religión o algún conjunto de dogmas en los que creamos.
2. Cuando dices «quedarse con la boca cerrada», me parece que sigues sosteniendo el mismo discurso apologeticista de «defender la fe una vez dada a los santos». Creo que el diálogo es lo mejor aquí.
Yo por el contrario, creo que la fe neceista ser defendida. Sino defendemos lo que creemos, si no definiomos que defendemos ni compartimos eso, ¿como otros van a saber?
Un abrazo. Paz y bien.
Lau: hay una pregunta más grande, ¿cómo sabemos que defendemos algo que es auténtico?
Natanael: no sostengo nada, ahora bien: ¿podría ser el dialogo una forma de defensa?
Fray Marcos: ¿Qué fe necesita ser defendida? ¿La fe que mueve montañas y hace posible los milagros o la fe que se refiere al conjunto de puntos doctrinales que definen lo que creemos?
¿Cómo sabemos? Pensaré en como redactar mi respuesta.
Defendido puede sonar... algo violentista, ¿no crees? Algo así como el himno del que hablabas en tu post anterior: ¡Casi una preparación para la guerra!
Porque una cosa es exponer un punto de vista "divino" desde calles y plazas hablando de que todos merecen el infierno, o abriendo blogs para contrarrestar a los ateos herejes, y otra es conversar con alguien, exponiendo una manera particular de entender la "divinidad", donde el resultado no es necesariamente la conversión de la contraparte.
Como Natanael, me inclino más por el último punto que por los dos primeros.
Un saludo afectuoso. Cuidado con atragantarte con tanta carne ;-) en Argentina.
Abel.
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