DETRAS DEL MURO DE LOS LAMENTOS

Ayer mientras miraba CNN vi la maravillosa imagen de creyentes adorando juntos en las calles de Haití, con voces casi perfectamente armonizadas y con todos los edificios postrados, destruidos, abajo.

Es tan bueno ver como la gente adora a pesar del dolor y a pesar del sufrimiento. Y pensé en el rol de los pastores y líderes haitianos en este momento, casi similar al rol de los apóstoles de la primera iglesia: sacar lo bueno del sufrimiento en que estamos. Casi todas las epístolas tienen un elemento en común: "si sufrimos hay esperanza." Lo veo en Pablo, lo veo en Pedro, en Santiago; la iglesia sufría tanto a causa del evangelio que una "teología del sufrimiento" (si se me permite llamarla así) era necesaria para explicar tantos males a gente que entendía que si sufría "algo malo andaba." Y ellos se encargaban de decir: "¡No! Nuestra esperanza debe ser nuestro enfoque, porque esperamos cosa grande. No lo que sufrimos, que si hay algo que compartimos con Cristo es... que sufrimos."

De la misma forma, sin ningún gramo de morbo en lo que escribo, en Haití los pastores tienen un rol de restaurar esperanza en medio de un momento tan... ¿indescriptible? ¿podría ser? En una nación donde, como parece ser, el sufrimiento es constante y ha sido golpeada cada año, como si debía de esperarse, por una catástrofe tras otra.

Hay adoración, detrás del muro de los lamentos.

" Y cuando llega cura
calma el oro a la luna,
y yo que andaba ciego cayó
del cielo y no beso el suelo,
y se detuvo el tiempo
detrás del Muro de los Lamentos."
Fito Páez - Detrás del Muro de los Lamentos