Aliados En Tu Palabra (Salmo 119:73-80)
Dame entendimiento para aprender tus mandamientos.
74- Junto a tu Palabra he puesto mi esperanza,
por eso los que te temen me verán y se alegrarán.
75- Justos son tus juicios, de eso estoy seguro,
y creo que tuviste razón en afligirme.
76- Júbilo y paz me provean tu amor compasivo,
De acuerdo a las promesas que le hiciste a este tu siervo.
77- Justo ahora necesito tu compasión para vivir,
Porque disfruto mucho tu Palabra.
78- Jactanciosos insolentes buscaron difamarme, Avergüénzalos.
Yo me alegraré en tus preceptos.
79- Júntense conmigo aquellos que te reverencian,
y los que conocen tus testimonios.
80- Junta las piezas rotas de mi corazón con tus decretos,
para que sea impecable, se que así no andaré en vergüenza.
El "camino", "caminar", "recorrer", son temáticas comunes en este salmo, del que ya casi alcanzamos la mitad. Y es feo caminar solo, especialmente cuando el recorrido es largo.
Y la vida de fe es un recorrido largo.
Algunas personas afirman que pueden...
que lo prefieren...
que cuando se trata de seguir a Dios les encanta no tener compañía...
Pero eso es una excusa...
Y, como excusa podría funcionar para cortar la conversación (aunque muchas veces es un combustible para seguir hablando)...
pero no funciona para mantenerse constante,
para perseverar en seguir el recorrido.
Por lo menos no he visto que funcione.
Así que, a este punto, veo el llamado del salmista a tener compañía, como diciendo "sí, hay insolentes, enemigos, gente que me acorrala; pero también hay personas que recorren honestamente estos caminos, que han podido conectarse con Dios, que le temen", por eso:
«Júntense conmigo aquellos que te reverencian,
y los que conocen tus testimonios.» (v. 79)
No podemos negar que en cualquier ruta que recorramos en la vida (profesional, estudiantil, relacional) siempre hay unos personajes que se oponen, son obstáculo y, por razones que a veces desconocemos, el propósito de sus vidas es hacer nuestras vidas imposibles. Muchas veces nos sobre-enfocamos en esas personas, y solo hablamos de lo fastidioso que es, de cómo una vez fueron amigos y ahora son cualquier cosa, de la gente... y la gente y la gente...
Pero,
¿habrá personas que quieran caminar para apoyar,
para respaldar,
para animar?
¡Qué difícil!
Hace algunos años, mientras leía un libro de Dallas Willard que no me acuerdo cuál es, Willard decía:
"Pídele al Señor que te de acompañantes que compartan tus pensamientos, tu corazón, y tu intención con Sus propósitos. Él los proveerá."
Y recuerdo que, aparte de que en ese momento los necesitaba, me pareció una fabulosa idea: "¿por qué no orar por aliados?"
«Señor, "Júntense conmigo aquellos que te reverencian...", en el nombre de Jesús. Amén.»
Y el Señor los suplió.
Lo demás es historia.
Quizás... solo debas orar.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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Foto cortesía de YWAM ORLANDO
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