¡SEXO SI! (01)
Redención falsificada y otras marcas
Hace algunas semanas, después de salir de un estudio bíblico, fui al cine con par de amigos. Cuando llegamos las opciones eran cortas y nada atractivas, así que se nos estaba haciendo difícil elegir que ver. Estaban también presentando la "Muestra de Cine de Santo Domingo", un festival anual donde puedes ver diferentes películas del cine iberoamericano. En la puerta, viendo los afiches me encuentro con alguien que hacía algunos años había trabajado conmigo, la considero una persona de buen gusto, así que al recomendarme una película de toda la muestra no lo pienso dos veces y conduzco mis amigos a lo que, para nosotros, sería una excelente película española.
La película era sobre alguien que se sentía era un idiota, que se quería suicidar porque era un idiota, y que ya no le importaba la vida porque era un... jejejeje! Todo estaba bien hasta mediados de la película cuando los últimos minutos se transformaron en escenas de relaciones sexuales (no puedo decir sexo), y las conversaciones, expuestas a manera de dialogo filosófico, eran sobre tener relaciones sexuales. Supongo que la película termina con un súper héroe llamado RELASEX quien salvó a este hombre de creer que la vida era idiota y que ahora mientras más relaciones sexuales tenga con esta mujer (que por cierto tenía marido) iba a ser más feliz.
Las escenas sexuales nos rodean, nos invaden. Hace muchos años las bebidas alcohólicas empezaron a tener comerciales de televisión con mujeres en ropas cortas, años después con trajes de baños... modestos, luego en bikinis, luego... Mi abuela, quien ahora creo era una profeta de los tiempos (post)modernos, decía que en algunos años la televisión y la publicidad (cosa que ella no sabía que era), iban a estar inundadas de escenas de mujeres desnudas y con poca ropa. Años después creo que ella no se imaginaba hasta donde esto iba a llegar.
En un reportaje en la televisión se dijo que la producción de películas pornográficas - unas 11 mil cada año- genera unos 60 mil millones anuales y la cifra de consumidores va cada vez en aumento. Las páginas pornográficas en internet son las que más dinero dejan. Y no tenemos que irnos tan lejos: la mayoría de las películas tienen cargas sexuales, no importando la hora que enciendas tu televisor hay escenas sexuales, los comerciales de televisión, las canciones que escuchamos, los vídeos musicales. Parece que todo lo que quiere vender tiene que mostrar... demasiado.
A veces me siento atrapado y me pregunto que verán mis hijos. Por cierto, conozco una persona que decidió no tener hijos porque las cosas en el mundo están un poquito difíciles. No hay que ir muy lejos.
C.S. Lewis decía: "Hay personas que quieren mantener nuestros instintos sexuales inflamados para hacer más dinero de nosotros. Porque, de hecho, un hombre con una obsesión es un hombre con poca resistencia a que le vendan su propia obsesión."
Nos prometen redención y paz mental a través de el sexo.
¿Qué hay de cierto en todo esto?
(¿continúo?)
1 comentario:
Dale pa' lante.
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