¿Está Dios Perdido? (Devos En Originales 37)

 

וּבִקַּשְׁתֶּ֥ם מִשָּׁ֛ם אֶת־יְהוָ֥ה אֱלֹהֶ֖יךָ וּמָצָ֑אתָ

 כִּ֣י תִדְרְשֶׁ֔נּוּ בְּכָל־לְבָבְךָ֖ וּבְכָל־נַפְשֶֽׁךָ׃

Deuteronomio 4:29

¿Cómo uno encuentra a Dios?

El solo hecho de mencionar el verbo "encontrar", hace que muchos perciban a Dios como un "objeto perdido", algo que en cierto modo desapareció de donde debía estar y... hay que hacer que aparezca. Sin embargo, en explorar la búsqueda de Dios nos damos cuenta que el "objeto perdido" somos nosotros, que ya uno no está donde debería estar y debe aparecer, y aparecer a donde pertenecemos, en Su Presencia, esto es: en el rango de la voluntad de Dios. 

Eso requiere un esfuerzo, no por Dios (¡otra vez!) sino el perdido, que acostumbrados al espacio en donde se perdió, le cuesta volver a conectarse con Dios. Volver a donde uno pertenece es vital, es esencial para el buen vivir ("la vida abundante" a la que Jesús nos llama), es esencial para la paz interna, es lo único que va a hacer que toda esa turbulencia interna que caracteriza a tantos sea calmada por ese que calma las tormentas y que los vientos obedecen, ese es Jesús.

Un rabino judío de la antigüedad solía decir:

«Si una persona te dice: ‘he hecho el esfuerzo 

pero no lo he encontrado’, no le creas. 

Si te dice ‘hice el esfuerzo y encontré’, créele.”

Que no abandones el esfuerzo.

Que no te decepciones en el intento.

Que sientas el hermoso calor del Padre. 

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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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