54- ¿QUIEN NECESITA UN PASTOR? 04
Según Bonhoeffer, la paradoja de la Caída es que nos volvimos menos humanos, tal como se describe más arriba, tratando de ser "como Dios". La Caída es el rechazo a ser criaturas de Dios o iconos - la humanidad Imago Dei, leal y feliz con el orden del Señor. La Caída es el intercambio de esto por el intento de "jugar a ser Dios" y mejorar la creación y el orden de Dios, convirtiéndose en la humanidad Sicut Deus - una humanidad que cree que es "como Dios" y puede jugar a ser Dios.
Habiendo dicho todo esto, podríamos afirmar que el desarrollo y el progreso son sólo expresiones y falsas certezas de una humanidad “deus sicut ". La ironía es que al tratar de jugar a ser Dios, nos hemos convertido en menos humanos, y tratando de mejorar la creación nos hemos conducido a un punto cercano al exterminio. Creo que lo más necesario en este punto para nosotros sería escuchar a alguien con valentía simplemente diciendo: Arrepiéntanse, dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien.
(Mis hermanos y hermanas, esa es la mala noticia.)
La buena noticia es que Jesús tiene otra idea para nosotros. La iglesia local puede presionar el botón de reinicio e imaginar y experimentar un escenario diferente y un tipo diferente de acción.
En primer lugar, ¿qué pasaría si, en lugar de tratar de tener una visión global, comenzamos a tener una actitud local? En lugar de enormes iglesias a las que hay que conducir kilómetros para asistir, tenemos pequeñas parroquias nuevamente a poca distancia de nuestras casas?
¿Qué pasaría si los pastores y congregaciones enteras, comenzaran a pensar en sí mismos como el verdadero sacerdocio por el bien de los que están fuera de las paredes? Mirando a todos los que están a su alcance como sus feligreses y responsabilidad?
¿Y si la iglesia se convierte en algo así como una parroquia real, recuperando el origen griego de la palabra Para-Oikia alrededor de una casa? Y en lugar de viajes largos, ¿ que tal si empezamos la peregrinación alrededor de nuestras casas - el verbo paroikein en griego se utiliza para describir la peregrinación de Abraham en Canaán.
¿Qué pasa si en lugar de pensar en nosotros mismos como un pueblo misionero, nos abrimos a la posibilidad de ser un pueblo disperso, con la mochila siempre lista para ser adoptado? Listos para ser enviado allí donde el Espíritu nos envíe, dispuesto a seguir la nube, no para una dominación global y monocéntrica del universo, sino como una red de pluri universos multi-céntricos, situados en las comunidades locales y centradas solo en Cristo pues los discípulos saben donde esta la fuente. Esto significa disposición a ir, como un viejo dicho Menonita dice, a donde no teníamos intención de ir. Evitando Babel, y siguiendo el Pentecostés, la nube y la columna de fuego.
¿Y si los de las iglesias locales, llamados a ser obispos, ancianos, pastores - utiliza tu palabra preferida - se centran en la formación, preparación y envío de su pueblo como pastores y sacerdotes de sus alrededores? Siendo vecinos de esperanza y que se preocupan por su gente.
¿Qué pasa si, en lugar de dejar que el mundo establezca la agenda y nos utilice para ampliar el desarrollo y el progreso a las bases, nos convertimos en un pueblo dispuesto a admirar, observar y aprender de las bases con el fin de aprender de ellos, cuestionando nuestro estilo de vida y celebrando un pluri universo multicéntrico de expresiones de Dios. ¿Qué tal si establecemos diálogos y conversaciones de las que podamos aprender un estilo de vida distinto que pueda inspirarnos para detener lo que estamos haciendo con la creación de Dios, asumiendo que no somos ricos, mas aun somos pobres por lo menos tanto como los demás que tratamos de ayudar ?
¿Qué pasa si todo el mundo se convierte en un auténtico comunicador al convertirse en una persona comprometida con la acción en el mundo a su alrededor, tomando el cuerpo y la sangre de Cristo y compartiéndolo en las calles, en las fábricas y dentro de las oficinas?
¿Qué pasa si, en vez de la planificación estratégica, comenzamos a abrazar contingencias, (las cosas inesperadas que suceden en el camino mientras seguimos a Jesús) llevándolas fuera del compañerismo de los creyentes locales y sus dones y recursos locales, en lugar de ordeñar iglesias ricas para que nos ayuden a manejar nuestros programas y organizaciones. No abordando las necesidades ficticias, no haciendo las cosas a causa de una mala conciencia, o un sentido de indignación moral, sino como un desbordamiento comunal del evangelio que apunta hacia lo que Leslie Newbigin llama : “la mayor realidad que nunca sera plenamente comprendido en un programa de acción social "?
Creo que el mundo fuera de nuestras paredes necesita un pastor, no un profesional, pero un pastor en forma de un pueblo, un pueblo entrenado para "estar ahí", mientras que trabajan y viven sus vidas cotidianas: en el mercado, las escuelas, los hospitales , los servicios gubernamentales, cerca de nuestras culturas o desplazados, donde quiera que estén, siendo la presencia misma del Señor en el mundo.
Podríamos volver a nuestras iglesias revisando nuestros planes, preparándonos, dispuesto a recibir las contingencias "en el camino" y teniendo la disposición para "estar ahí", simplemente prestando atención al mundo, a nuestras comunidades y vecinos, y respondiendo con la cosas simples que tenemos en nuestras manos como comunidades locales de fe construyendo relaciones con nuestros vecinos, confiando en que el Buen Pastor estará con nosotros cada vez que decidamos estar ahí con los demás.
(se acabó - o sea: no continuará)
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