martes, mayo 21, 2019

Distracción... Destrucción (Salmo 119:33-40)

33 Enséñame Señor, cómo se recorre el camino de tus decretos,
y lo seguiré hasta el final.
34 En tu Palabra hazme entendido,
y me concentraré en obedecerla.
35 Encamina mis pasos por tus mandamientos,
¡no disfruto nada más!
36 Expande mi mente con tus testimonios,
y aléjame de ganancias mal habidas.
37 En tus caminos se preserva mi vida,
¡Aparta mis ojos de disparates!
38 Edifica a tu siervo con tu Palabra,
pues solo a Tí te doy honra.
39 El pensar que seré avergonzado me aterra,
¡Líbrame! ¡Qué buenos son tus juicios!
40 En tu justicia encuentro vida
¡Cómo deseo tus preceptos!

La meditación es una disciplina olvidada.
Antes había razones religiosas: abuso del término por parte de adeptos de religiones orientales, la necesidad de los cristianos de hacer una distinción entre las costumbres y tradiciones cristianas para evitar confusión con el budismo o el hinduismo. Todavía, al día de hoy, cuando algunas cosas se han aclarado, mucha gente se aterra cuando se dice: "Vamos a meditar...", en un espacio cristiano. Pero cuando leo versículos como los que acabamos de ver en este salmo, se me hace imposible dejar de pensar en el énfasis que el salmista está poniendo en la necesidad real de meditar y concentrarnos en lo que es realmente bueno.

En toda la sección podemos ver la insistencia en estas dos direcciones:
v. 34: para recorrer un camino hasta el final necesitas concentrarte y así mantenerte en curso.
v. 35: la respuesta del salmista a la bendición de obtener entendimiento en la Palabra, es concentrarse en obedecerla, asumir un régimen de vida que permita que haya espacio para la obediencia.
vs. 36-37: al expandir su mente con los testimonios de Dios otras cosas pierden su atención: la avaricia y los disparates (o chucherías, cualquier distracción que carece de importancia, de urgencia, que no nos suma nada y que tampoco nos resta), son parte de esos.
vs. 39-40: las afirmaciones al final de cada uno de estos versículos (segunda línea) dejan muy claro que se ha hecho una comparación y la Palabra ha resultado mejor que cualquier otra cosa.

El versículo 37 causa una impresión interesante en mi:
«En tus caminos se preserva mi vida,
¡Aparta mis ojos de disparates!»

¿Cuántas cosas que captan nuestra atención, distrayéndonos de Dios (también de otras cosas importantes como familia, salud, amigos), nos están destruyendo? Así es: Distracción a veces es destrucción. Por eso la meditación es esencial.

Ahora, la meditación "cristiana" es diferente a la "oriental" o a cualquier otra: en la última dejas tu mente en blanco para poder sacar todo pensamiento negativo, en la meditación que agrada a Dios sacas de tu mente cualquier pensamiento que no tiene importancia y entonces dejamos que nuestra mente se llene de lo que la Biblia llama: «verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, en eso es que tienen que pensar.» (Filipenses 4:8)

En eso es que tenemos que meditar.
¿Por qué no reclamamos el término?
¡Vamos! Es hora de arrancar en la mejor autopista: "Los Caminos de su Palabra".
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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Foto cortesía de Thomas Hawk
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